TEMAS DE OPINIÓN

Experimentar la Presencia de Dios

Noviembre 6, 2006


Tengo una buena amiga, hermana en Cristo y madre biológica de un discípulo amado en el Señor, quien hace varios meses se había ido a vivir temporalmente a Florencia, Italia. Era un cambio drástico en su rutina, después de vivir una vida relativamente tranquila en La Ceiba, al norte de Honduras. Anoche ella regresó a nuestra patria de nuevo y me vino a visitar hoy por la mañana. Esta mujer de Dios, estaba muy motivada con su experiencia en aquella lejana tierra, me decía una y otra vez cuanto había aprendido en su viaje; sin embargo ella me insistía que lo mejor consistió en que aprendió a depender totalmente de Dios para todo. Imagínese usted lo que significa llegar a un país donde la cultura es diferente, donde el idioma es extraño, donde no tiene parientes ni amigos, donde no tiene un vehículo para transportarse, tampoco tiene edad para trabajar en una empresa; lo que es peor, no hay una iglesia cristiana cerca, ni existe un mover espiritual de libertad como lo conocemos en nuestra nación. Sin embargo, todo depende del corazón con que cada quien tome su experiencia; a pesar de tanta aparente dificultad, esta mujer estaba más que bendecida por haber aprendido a depender de su Padre Dios, porque no tenía ser humano alguno del cual depender. Ella no deja de mencionar cuán hermoso es experimentar la presencia de Dios, sentirlo a Él cercano, a pesar de lo que se ve alrededor. Mi querido lector, si tú puedes comprender de lo que esta mujer habla, para ti Hay Una Esperanza; si no lo comprendes, quiero decirte, que tú puedes experimentar la presencia misma de Dios, en medio de la soledad, del desierto o de la oscuridad, porque Él es el Dios que siempre está presente.

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