TEMAS DE OPINIÓN

En Gustos se Rompen Telas

Diciembre 11, 2006


El martes pasado fuimos como solemos hacerlo cada primer martes del mes, a impartir una Escuela para capacitación del Liderazgo, en la ciudad de Comayagua. Se dan cita unos 80 o más alumnos. Resulta que en la primera reunión de esta escuela, eran tantos los asistentes, que casi no cabían en el salón, por lo cual solicitamos a la administradora, que en la próxima reunión cambiara el tipo de sillas. Las sillas que se usaron la primera vez eran de plástico con brazos; en la segunda ocasión, la administradora muy gentilmente nos colocó sillas de madera sin brazos, haciendo posible que se ubicaran unas veinte personas más, ya que estas sillas ocupan menos espacio. Esta segunda vez, las personas se quejaron por lo duro de las sillas, que después de casi siete horas de estar sentados les provocaba malestar en la espalda y las posaderas. Nuestro deseo es que todos estén lo más cómodos posibles, de manera que esta última vez, aunque estaban ya colocadas las mismas sillas de madera, decidimos cambiarlas nosotros mismos, por las de plástico, para comodidad de los asistentes. ¿A que no sabe lo que ocurrió? Cuando estábamos cambiándolas, unas personas protestaron y dijeron: ¡A mi no me quitan de aquí, porque esta silla dura es muy buena para mi columna! Así es que dejamos unas de un tipo y otras de otro. Es muy difícil complacer a todos los seres humanos, lo que a unos les beneficia a otros le afecta, y como dice el adagio “En gustos se rompen telas”. Mi querido lector si tú te has cansado de hacer cosas para agradar a los demás, pero nunca lo logras a cabalidad, no te preocupes, para ti Hay Una Esperanza. Cuando te concentres en agradar al Señor tu Dios, entonces todo lo demás será más fácil y menos importante.

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