TEMAS DE OPINIÓN

Perdonar a Nuestros Enemigos

Diciembre 8, 2014


Quiero contarles hoy acerca de una mujer mayor, una anciana ya, a quien quiero mucho. Hace unos meses su hijo fue asesinado, lo cual significó un dolor profundo para ella, porque irónicamente era el hijo que más atendía a sus padres. Recientemente una de sus nietas llegó a visitarla y la invitó a dar un paseo, ya que ella vive bastante encerrada en su casa, con el agravante de que había perdido la movilidad de sus piernas casi totalmente y estaba usando unos aparatos metálicos desde sus rodillas, para ayudarse a mantenerse en pie. Salieron en el carro, supuestamente rumbo a la heladería, pero la abuela le pidió a su nieta que siguiera la calle recta, la cual les condujo al cementerio. Con mucha dificultad y con ayuda de la nieta, la anciana avanzó lentamente, mientras un señor muy atento le iba colocando una silla en el camino para que descansara cada cierto número de pasos. Finalmente llegó frente a la tumba donde yacen los restos de quien en vida fuera su hijo. La anciana le preguntó a Dios, ¿Por qué estoy aquí? ¿A qué me trajiste? De pronto ella escuchó la suave voz del Espíritu Santo hablando a su corazón: Tienes resentimiento hacia los que mataron a tu hijo y así no puedes vivir; entierra aquí mismo todo tu dolor y tu rencor para que seas libre. Aquella mujer adolorida y quebrantada comenzó a llorar y a perdonar desde lo profundo del corazón, enterrando espiritualmente toda sombra de resentimiento que el Espíritu Santo le trajera a memoria, aun con sus familiares más cercanos. Después de aproximadamente una hora, ella se levantó de aquel lugar, con un corazón liviano, como si le hubieran quitado mucho peso de encima. Lo más sorprendente que quiero comentarles es que ella fue sanada de su dolor y dificultad para caminar; a partir de ese momento se quitó el aparato metálico y comenzó a caminar normalmente. Que increíble testimonio para entender que el resentimiento trae rigidez, dolor y quebranto a los huesos; pero el perdón y la libertad emocional traen movilidad, flexibilidad y vigor a los huesos. La Biblia nos dice que el Señor nos pastoreará siempre y en las sequías saciará nuestra alma, dará vigor a nuestros huesos y seremos como huerto de riego cuyas aguas nunca faltan. Querido lector, si te identificas con este caso y entiendes que debes perdonar hoy a tus enemigos, y a todos los que te han hecho daño, para ti Hay Una Esperanza, primero recibe el amor de Dios en tu corazón, porque solamente en ese amor serás capas de perdonar. Dios te amó primero, por eso puedes amar, pero necesitas recibirlo y creerlo; ese amor divino es sanador, es restaurador, es libertador. No olvides que Cristo quiere hacerte libre de toda enfermedad provocada por la falta de perdón, hoy es tu día de libertad.

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