TEMAS DE OPINIÓN

Regresando A Los Rudimentos

Marzo 30, 2015


Definitivamente los seres humanos tenemos la tendencia a no reparar en lo mucho que poseemos o lo bueno que tenemos o que Dios nos ha permitido disfrutar. Sin embargo, cuando algunas de esas cosas faltan, nos percatamos, nos quejamos y echamos de menos aquello que antes no apreciábamos. En estos días me ha tocado vivirlo en carne propia; soy una persona saludable por naturaleza, con energía, vitalidad, vigor y mucho ánimo para desempeñar las cosas que debo realizar. Sin embargo pocas veces me he detenido a darle gracias al Señor por la salud, el ánimo y la vitalidad que me ha dado. No obstante en los días recién pasados, que ya van para casi un mes, cuánto he extrañado mi salud y la fuerza para desarrollar mi rutina diaria, madrugar a orar en la Torre de oración, hacer ejercicios matutinos, bañarme, desayunar con mi esposo y luego comenzar las labores del día. Cuando comenzaron los síntomas de esta enfermedad, hace unos 25 días, pensaba que sería algo pasajero y que en dos días estaría restablecida; cada día las cosas se complicaron más y más y miraba hacia adelante, el día catorce a partir del diagnóstico, en el cual terminaría el tratamiento; llegó el ansiado día, al día siguiente fui a hacerme análisis de control. A pesar de todo yo no me sentía como suelo ser, algo no estaba del todo bien. Para mi sorpresa y malestar, me reiniciaron los mismos síntomas, como al principio. Los análisis reflejaron que una de las cepas era resistente al tratamiento que había estado llevando. Era como volver a empezar, por supuesto yo no quería ni siquiera pensar en volver a pasar por todo lo que había experimentado en todos estos días. Obviamente tuve que cambiar de tratamiento, ahora uno más agresivo, confiando que la cepa sea sensible a ello. Lo que quiero enfatizar es la importancia que debemos darle al hecho de agradecerle a Dios por cada día de vida con salud que nos da. Si hasta este momento no lo hemos hecho, aún estamos a tiempo, hoy podemos comenzar, porque siempre para nosotros Hay Una Esperanza. He aprendido tanto en este proceso, que quisiera que todos pudiéramos aprender de ello. Cuan necesario es hacer énfasis en cosas tan elementales como asegurarnos que las lechugas y hojas estén bien limpias antes de ponerlas a la mesa. Tenía guardado un ozonificador desde hacía más de un año, no le había dado importancia, pero ahora lo instalé rápidamente para darle uso. No debería haber sido necesario tener que enfermarme para instalarlo. Aunque soy una mujer de fe, quizás daba por sentado que los alimentos venían de parte de Dios y que por lo tanto estaban santificados, pero a través de esta situación he regresado a los rudimentos y he recordado lo que dice el Apóstol Pablo, que con la palabra y la oración debo santificar los alimentos antes de ingerirlos. Siempre hay oportunidad para comenzar de nuevo, porque en Cristo siempre Hay Una Esperanza. Me había jactado de que nosotros comemos saludable y somos muy cuidadosos sobre lo que comemos. Sabemos que el cerdo acumula sus toxinas en la piel porque no tiene tejido adiposo; entendemos que los camarones son los aspiradores del excremento de los demás peces en el fondo del mar; no ignoramos que la carne roja eleva en gran manera el ácido úrico, en fin… Y sin embargo, me vino a pasar a mi esta situación; cuánto necesitamos aprender y conocer, pero sobre todas las cosas, proceder siempre dependiendo de la protección del Señor en todo.

Ver Todos los Artículos