TEMAS DE OPINIÓN

La Naturaleza del Amor

Abril 13, 2015


Amar es la capacidad de la naturaleza de Dios dentro de nosotros, para darnos a los demás. Amar no es sólo tolerar, amar no es sólo expresar cariño a aquel con quien simpatizamos o está de acuerdo con nosotros. Amar es reconocer los defectos y debilidades del otro, y sin embargo aceptarlo tal y como él (ella) es. Lo más difícil, si lo queremos lograr en nuestro esfuerzo humano, es amar al que está más cercano a nosotros, con el que convivimos cada día ¿Sabe por qué? porque ese es el que más interfiere con nuestro yo, el que más entra en conflicto con nuestros propios intereses. Para amar es necesario sacrificar el yo; pues el amor es sufrido, quien sufre es nuestra alma, pero el espíritu se goza porque ve cumplido el propósito de dar sin esperar nada a cambio. Amar no es pasión, no es emoción ni entusiasmo, es una decisión permanente de poner la vida por los demás. El amor es un fruto que se manifiesta cuando la vida está llena de la presencia de Dios a través de Su Espíritu Santo. Amor no son palabras bonitas ni empalagosas, son acciones y actitudes, capaces de transformar a los demás. Cuando, a nivel individual, cada uno de nosotros se dispone a amar, como una consecuencia veremos restaurada nuestra familia, la sociedad, la ciudad, el país. Es necesario darnos cuenta que Dios es la fuente de amor, tanto que nos dio lo más amado para ÉL, Su Hijo Jesucristo, sólo a través de Él tendremos la habilidad en nosotros de amar. Las manos son miembros importantes de nuestro cuerpo; son las áreas distales o terminales del organismo. A través de las manos fluye lo que está dentro de nosotros, tanto lo positivo como lo negativo. Las manos fueron hechas para asir objetos, realizar trabajos manuales y otras labores afines, pero sobre todo, para que se manifieste el tacto, o sea poder reconocer las diversas texturas, así como para tocar y acariciar; las manos son uno de los medios más importantes de expresión de amor, ellas no sólo perciben sino que manifiestan ternura. Por las manos reconocemos la vida de arduo trabajo o de cuidado delicado que alguien ha tenido. Yo le invito en éste día a que vea su mano, sus palmas, y observe cada dedo, las yemas... trate de usarla para expresar amor a la persona que tiene más cerca, sea su madre, su padre, su hijo o hija, su esposo o esposa, su hermana o hermano. Es posible que usted no había reparado en la importante función ministradora de sus manos, que de la misma manera que transmiten, también reciben la respuesta positiva de aquél a quien acariciamos. Es importante mantener las manos limpias de toda contaminación tanto física como espiritual; ellas son también instrumento de alabanza, levantamos nuestras manos a Dios en señal de rendición a Él, como también al exaltarle sobre toda la tierra. Si usted hasta ahora ha sido de las personas que no pueden expresar amor a través de sus manos; si más bien ha evitado el roce o contacto con la piel de otras personas, tal vez por temor al rechazo o a ser descubierto en sus sentimientos... si todo éste tiempo sólo había usado sus manos para el trabajo o el castigo; pero hoy se da cuenta y reconoce que necesita comenzar haciendo un verdadero uso de sus preciosas manos, para expresar al Cristo que lleva dentro, para usted Hay Una Esperanza. El Señor comenzará a actuar en usted ahora mismo.

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