TEMAS DE OPINIÓN

Formados Y Deformados

Noviembre 3, 2015


¿Cómo somos formados?  Como un ser tripartito, con espíritu, alma y cuerpo.  El espíritu del hombre es el soplo de vida, que está presente desde que se fusionan el óvulo y el espermatozoide.

El alma, que es el asiento de los pensamientos, los sentimientos y la voluntad; va madurando conforme a las experiencias vividas dentro de las circunstancias dadas.

Sabemos que el cuerpo se desarrolla y madura con relación a la edad cronológica de la persona y por supuesto su fisiología, lo cual incluye el aspecto hormonal.

Nos encontramos frecuentemente con la situación de personas que han crecido y madurado físicamente pero se han estancado en cuanto a madurez emocional o mental se refiere.  El crecimiento o madurez mental podría depender de múltiples factores, tales como nutrición adecuada, condiciones genéticas, niveles enzimáticos normales en la fisiología neuronal, etc.

Nos interesa enfocarnos hoy en el aspecto de personas con cuerpo físico adulto, pero con inmadurez emocional.  Es importante percatarnos de las causas que pueden provocarla.  Por ejemplo, un niño que es rechazado, ocasionándosele una herida sentimental, se estancará en esa edad en que recibió la herida, y aunque su cuerpo continúe creciendo, o su inteligencia progrese, su área emocional será la de un niño herido.  Al hombre, joven o adulto, muchas veces le gusta o le conviene quedarse en un estado de inmadurez; le gusta prolongar su condición de niño malcriado, porque de esta manera consigue casi todo lo que desea o se propone.  La verdad es que ya somos responsables de lograr nuestra propia identidad y felicidad.

Muchas de las incompatibilidades en relaciones humanas o sociales se deben a la inmadurez de una de las partes.  La inadaptabilidad de muchas personas a su medio de trabajo, estudio u hogar, casi siempre tiene su base en el mismo problema.  Vamos a suponer el caso de un matrimonio en que ambos padecen de inmadurez emocional.  Muchos han acudido a terapistas en busca de ayuda; otros toman medicamentos para contrarrestar su depresión; hay quienes acuden al alcohol como medio de escape; y peor aún, hay quienes ni siquiera reconocen que tienen un problema en esa área, pretenden estar muy bien y por tanto siempre buscan un culpable de la situación, evadiendo su cuota de responsabilidad.

Cualquiera, o una de las anteriores situaciones puede ser la suya, querido lector, pero tengo buenas nuevas, Hay Una Esperanza para usted, encuéntrela, a través de Cristo.

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