TEMAS DE OPINIÓN

Las Leyes

Mayo 10, 2016


Cuando a cada paso nos encontramos con leyes, normas, reglamentos y ordenanzas que cumplir, nos preguntamos ¿Y por qué tanta ley? ya no puede uno vivir en paz... sale en su carro y tiene que obedecer las luces de los semáforos, los señalamientos de vías en las calles; luego lo paran para revisar si está usando el cinturón de seguridad, de paso ven si su licencia ya está vencida y si colocó la calcomanía en el vidrio del carro. Si tenemos un negocio, ahora debemos ocuparnos, además de la ley del impuesto sobre ventas, del impuesto sobre la renta, de la ley de impuesto municipal, la orden de afiliar a los empleados al I.H.S.S., además de pagar INFOP en relación a los salarios, ahora también está la ley sobre el activo neto. Por si fuera poco agréguele la tasa de seguridad. Si somos empleados tenemos que marcar reloj de entrada, luego sujetarnos al reglamento interno de personal y a todas las demás normas que al jefe se le haya ocurrido establecer.

Decidimos seguir a Cristo, vamos a una iglesia y nos encontramos con que allí también hay leyes y estatutos que obedecer, además del diezmo y la ofrenda.

El hombre natural no quiere saber ya de leyes, desea rebelarse y hacer lo que le da su regalada gana... puesto que hasta el momento mismo de morirse hay que pasar por ley y dictamen de defunción.

Lo tremendo de todo esto es que las leyes las creó Dios a causa del pecado del hombre. Cuando Dios creó al hombre, este no estaba sujeto a ninguna ley, era libre para comer, para caminar, para orar y alabar. Pero por la concupiscencia de su alma decidió conocer y experimentar el mal, quedando así separado de Dios y de Su gracia; por lo cual Dios se vio obligado a establecer leyes para el hombre. Dice la Palabra de Dios en Romanos, capítulo 5, verso 13: "Pues antes de la ley, había pecado en el mundo".

Cristo vino para libertarnos de la ley del pecado y de la muerte espiritual; a través de la gracia de Cristo dejamos de ser esclavos de la ley, para pasar a ser siervos de la justicia, pues por Él somos justificados. El hombre en Cristo ya no encuentra contraposición con la ley ni experimenta rebelión contra ella, porque la naturaleza de Cristo en él, le lleva a actuar conforme a lo recto, lo justo, lo ordenado; y aun si las leyes parecieran descabelladas, o el hombre natural considerara que los jefes son intransigentes; el Espíritu Santo redarguye al hombre en Cristo y le enseña: "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. ¿Quieres pues no temer a la autoridad? Haz lo bueno".

Si usted tiene problemas de rebelión a la autoridad, ¡Hay Una Esperanza! Usted necesita saber que Cristo es la obediencia hecha carne, que nos dejó a Su Espíritu Santo, Su esencia en nosotros. Él en nosotros obedece sin murmurar ni protestar. Si desea conocer más de ese Cristo Manso y Humilde de corazón, búsquelo en la intimidad, a solas; búsquelo en medio de la congregación de los santos; encuéntrelo en la Biblia, la palabra de Dios.

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