TEMAS DE OPINIÓN

Llamamiento

Mayo 31, 2016


Muchos hombres fracasan en su vida porque no se establecen metas; sin embargo, muchos más son los que aún con sus metas trazadas, se despistan en el trayecto, toman atajos, retardan el proceso, o se quedan estacionados a medio camino disfrutando del paisaje, en lugar de proseguir al blanco.

Cuantas personas planificaron su salida para determinado día, pero mientras se dirigían al lugar deseado, encontraron otros puntos de mayor interés, se entretuvieron en ellos y momentáneamente olvidaron su destino final.

El pueblo de Israel iba hacia la tierra de Canaán, debían llegar en dos meses, sin embargo dieron vueltas una y otra vez por el desierto durante 40 años. Finalmente llegaron a su destino, pero ya no llegaron los que habían emprendido el éxodo, sino una generación diferente, gente nueva y distinta, hijos de los que debieron llegar.

Esto es una realidad en nuestras vidas hoy también; padres que se trazan una meta, se involucraron en muchas otras cosas y tuvieron que ser sus hijos quienes terminaran el proyecto.

Hay personas que se disponen para arreglar un aparato, luego se dan cuenta que para ello necesitan una pieza especial de metal, para obtenerla es necesario un taladro, pero éste tiene fundidos los carbonos, van a la ferretería a obtenerlos; allí encuentran una extensión eléctrica que les permitirá trabajar más holgadamente. Llegan a casa y la extensión es de tres puntas y los toma corrientes de su casa sólo tienen dos huecos para recepción; tienen que buscar un adaptador, mientras tratan de encontrarlo en la caja de herramientas, se encuentran con que necesitan ordenarla; comienzan a ordenarla y etc., etc... Hasta que transcurren varios días y el aparato yace desarmado, el taladro también; las cosas quedaron sin terminar, sus esfuerzos no se dirigieron en la dirección estipulada.

Esto es un ejemplo gráfico de lo que ocurre en nuestra vida espiritual y en decisiones que hemos tomado. Es necesario que no nos dejemos distraer por lo que encontremos en el camino. Ni siquiera deberá movernos la adulación, mucho menos la crítica, porque sabemos hacia donde nos dirigimos. Que no nos muevan ni el éxito, ni el fracaso, sino que pongamos nuestra mirada hacia adelante, hacia la meta.

Hay un llamamiento de Dios para cada vida, hay un blanco a perseguir y nada ni nadie deberían movernos ni conmovernos, sabiendo que estamos temporalmente en este mundo, para ver la eternidad y vivir en ella plenamente. Que Dios nos ayude a no dejar el camino (Cristo), ni siquiera a causa de tentaciones ni distracciones.

Si usted tiene la convicción de “HACIA DONDE VA”, o cuál es su meta ¡Sígala fielmente! Ahora, si usted no sabe hacia dónde va, pero reconoce que hay un llamamiento en usted hacia algo superior, si sabe que Dios tiene un propósito y un plan para su vida; si se ha sentido sin rumbo ni destino, pero cree que debe de existir algo específico para usted en el ámbito espiritual, Jesús se lo revelará si usted busca Su voluntad. ¡Acérquese a Él hoy; Hay Una Esperanza!

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