TEMAS DE OPINIÓN

Obstáculos

Julio 26, 2016


El niño desde su tierna infancia intenta acometer ideales aparentemente imposibles de alcanzar.  Juega el niño en la arena y trata de vaciar el mar sobre la playa, haciendo uso de su pequeña cubeta de juguete.  En casa, encuentra un agujerito en la pared e intenta introducir en él, toda la leche de su biberón. Los padres, o los adultos a su alrededor insisten en recordarle que eso no es posible, que no lo intente siquiera.

Una de las características que necesitamos hoy día es la tenacidad, la perseverancia, la búsqueda del logro de lo difícil y aún de lo imposible; pero el hombre mismo trunca este anhelo en el corazón del niño.  Porque el niño y el que se hace como niño, es el único capaz de creer en lo imposible, de creer en milagros, de tener convicción aún de lo que no se ve.

El materialismo enseña que lo único real es lo concreto que puede palparse, mirarse, sentirse.  Dios sin embargo enseña que es real lo eterno, lo que permanece para siempre, lo que "es" aunque no parezca.  El hombre necesita mantener su corazón de niño para alcanzar lo que el ojo humano no puede ver.

La limitante más grande en nuestro medio es que el hombre cuando encuentra un obstáculo, se da por vencido; si encuentra una montaña en el camino, usualmente se regresa, en lugar de intentar rodearla, saltarla, e inclusive atravesarla.

El hombre necesita desarrollar un espíritu combativo, vencedor, que le permita sobreponerse a las circunstancias que lo limitan, al conformismo que le rodea.

Es posible que usted querido lector, sea de las personas que se dan por vencidas al primer intento; quizás usted se siente decaído ante los obstáculos que le surgen en el camino, cuando se ha propuesto lograr una meta.  Es aun factible que su actitud ralle en el negativismo; o que cada vez que se le atraviesen dificultades, las considere una señal para no insistir y abandonar el proyecto.  Podría suceder también, que después de todo esto, se sienta culpable porque no es capaz de culminar lo que emprende. La persistencia, el espíritu líder, vencedor está en Dios mismo; abra hoy su corazón a Él y permítale desarrollar en usted ese carácter victorioso y triunfador.

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