TEMAS DE OPINIÓN

Orígenes

Agosto 16, 2016


Desde el origen del mundo se ha establecido una contienda entre la Luz y las tinieblas.  El propósito de Dios desde entonces es que el hombre salga de las tinieblas a la Luz, de la miseria a la prosperidad, de la mentira a la Verdad, de la duda a la certidumbre, de la enfermedad a la salud, de muerte a Vida.

Han existido varones y mujeres que finalmente han visto un rayito de Luz y han emergido a vislumbrar el conocimiento de esa Luz y esa Verdad.  Sin embargo, la tiniebla que les rodea es tan fuerte, que muy a menudo regresan al abismo de donde salieron.

A cada instante nos encontramos con personas que en un momento encontraron la libertad que necesitaban y luego han retrocedido al camino de esclavitud.  Por ejemplo, hombres que lograron controlar el problema de alcoholismo temporalmente, pero al cabo de un tiempo regresaron a él.  Mujeres que pudieron salir de la depresión, drogas para dormir; pero a la vuelta del tiempo recayeron.

Es común el caso de varones y mujeres que se encontraban sumidos en juegos amorosos de adulterio;  a través de mucho esfuerzo o circunstancias que favorecieron la situación, pudieron escapar de estas garras; creyeron estar libres, al fin sentían su conciencia en paz... pero pasaron los días y los meses y pronto se encontraron atrapados en situaciones similares a la anterior.

Muchos se preguntan por qué la vida es un círculo vicioso, un ciclo al que nos encontramos sometidos irremisiblemente, en el cual terminamos donde comenzamos.

En el matrimonio mismo, parece que existieran altas y bajas, que encontramos días de paz y tranquilidad, pero duran poco tiempo, estamos siempre como esperando cuando terminarán los buenos momentos para regresar a la discordia, la contienda, los argumentos y malos ratos.

Quiero decirle que esto no tiene porqué ser así.  Si usted siente que su vida ha estado sujeta a estos círculos viciosos, de retroceso hacia el túnel de obscuridad, es necesario que hoy encuentre la Luz; Jesús es la Luz, siempre Hay Una Esperanza. Él es el fin a todo patrón erróneo y a todo círculo vicioso.

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