TEMAS DE OPINIÓN

Temor a los Fenómenos Atmosféricos

Noviembre 2, 2017


En este último tiempo, como nunca antes han ocurrido fenómenos atmosféricos que han dejado sorprendidas a la mayoría de las personas alrededor.

Las inundaciones en Houston, el eclipse, los vientos fuertes en otros lugares.  Todo ello me hizo recordar algo que ocurrió en Honduras el 2011.  No sé cuántos de ustedes estuvieron apercibidos del temblor trepidatorio que ocurrió, este fue de 4.2 en la escala de Richter, teniendo su epicentro muy cerca de Siguatepeque.

Eran más de las cuatro de la tarde, la mayoría de las personas estaban saliendo de su trabajo y no se percataron de lo ocurrido, otros cuantos estaban en actividad o movimiento en sus casas y también lo pasaron inadvertido.  Pero hubo otros cuantos que si lo sintieron y se asustaron, entrando en temor.

El miedo a una sensación o a un acontecimiento es sencillamente la duda o desconfianza de que Dios es suficiente y capaz de guardarnos.  Si somos hijos de Dios, nacidas de Su Espíritu, al tener miedo estamos indirectamente acusando a Dios de Su incapacidad o su irresponsabilidad de guardar y proteger nuestras vidas.

Hubo un hombre en la historia bíblica hace miles de años, su nombre era Job, él dijo: “Lo que temía me sobrevino”.  Es decir que el miedo abre una gran puerta a la adversidad para que pueda operar con libertad en nuestra contra.

Sin embargo, el principio de la sabiduría es el temor a Dios; cuando nosotros aprendemos, por revelación del Espíritu Santo el temor a Dios, estamos manifestándole un amor con respeto que nos protege y nos guarda.

El temor del Señor nos impide pecar, nos evita ofender a nuestro Dios; es un amor supremo hacia Él, de tal forma que nuestro único deseo es agradarle a Él en todo.  Esto es Temor de Dios; cuando este se manifiesta en nosotros, también se manifiesta la santidad, el amor, la pureza.  Si vivimos en esta condición de amor perfecto, el miedo se irá, estaremos confiados que Su mano nos cubre, nos guarda; y que nada nos ocurrirá que Él mismo no lo permita.  Todo lo que Él permite tiene el inmenso propósito de perfeccionarnos, de hacernos más maduros, más seguros y más humildes.

El deseo de Dios no es que pasemos todo el tiempo esperando un terremoto, un tsunami, un tornado o algo similar; lo que Él quiere es que vivamos reposados y confiados en Su regazo, sabiendo que pase lo que pase, nada nos conmoverá.

Si tú está deseando vivir en esa tranquilidad y en esa paz, Dios va a honrar el deseo de tu corazón; no importa si en el pasado te morías de miedo ante situaciones adversas de la naturaleza.  Seas lleno este día del Perfecto amor del Padre Dios en tu corazón, ese es el inicio de todo lo bueno que viene para ti.

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