Junio 24, 2019
Observemos a lo largo de nuestro curso de vida y aun a través de la historia, como los líderes fuertes han ejercido una influencia tan grande en los que les siguen, ocasionando una dependencia tal, de manera que estos no han desarrollado sus propias habilidades o capacidades, porque se sienten opacados por las del líder, o bien porque se recuestan siempre en el hecho de que "él" lo hará.
Vemos como ha sido necesario que estos dirigentes desaparezcan o se muevan a otra misión, para que surjan nuevos con habilidades y capacidades importantes y necesarias.
En el Antiguo Testamento, podemos ver que hasta que desaparece Moisés es evidente la figura de Josué. Fue necesario que Saúl muriera para que David surgiera; aunque ya existía y se sabía que sería el nuevo rey, esto no ocurrió sino hasta la desaparición de Saúl. En el Nuevo Testamento, aun fue necesario que Jesús se fuera al Padre, para que Sus discípulos comenzaran a desarrollar y manifestar su ministerio (la manifestación del Espíritu Santo en ellos).
A un nivel natural vemos como en los centros de trabajo o talleres, hay uno que se cree más capaz, más hábil, casi indispensable; haciendo sentir a los demás que son inútiles. Por otro lado, está la esposa que centra su vida en el marido, todo pierde sentido si él no está; sólo él puede hacer tal o cual cosa; cuando él sale de viaje, todo se vuelve caos y depresión. Si vemos estas situaciones con ojos espirituales, nos daremos cuenta que esta condición podría convertirse en idolatría, que todos somos necesarios y útiles, pero nadie es indispensable ni eterno en ese lugar o posición, que por lo tanto, todo grupo, sociedad, familia, empresa, debe funcionar bajo la verdad de que "cada uno es miembro particular, que tiene mucho que aportar, que nos necesitamos unos a otros, que nadie es indispensable; el día que uno de nosotros falte, Dios levantará a otro con similares o mayores habilidades".
Si es usted de los que se cree que sin usted, su casa, su centro de trabajo, no puede existir... es tiempo de que despierte y vea la realidad. Si es usted de los que no se desarrolla porque tiene sus ojos clavados en aquella persona que según usted es insuperable e indispensable... le invito también a ver la realidad. ¡HAY UNA ESPERANZA! Para ambas posiciones hay una sola verdad: JESUCRISTO, Quien es el único indispensable, Él es el único Camino, la única Verdad, y la única Vida. Él en nosotros es capaz y hábil, Él en nosotros es eterno.