Sean muy bendecidos mis queridos lectores de esta su columna semanal. No sé cuántos de ustedes estuvieron apercibidos del temblor trepidatorio que ocurrió el pasado miércoles, de 4.2 en la escala de Richter, teniendo su epicentro muy cerca de Siguatepeque.
Eran más de las cuatro de la tarde, la mayoría de las personas estaban saliendo de su trabajo y no se percataron de lo ocurrido, otros cuantos estaban en movimiento en sus casas y también lo pasaron inadvertido. Pero hubo otros cuantos que sí lo sintieron y se asustaron, entraron en temor.
El miedo a una sensación o a un acontecimiento es sencillamente la duda o desconfianza de que Dios es suficiente y capaz de guardarnos. Si somos nuevas criaturas, nacidas del Espíritu de Dios, al tener miedo estamos indirectamente acusando a Dios de Su incapacidad o su irresponsabilidad de guardarnos.
Hubo un hombre de Dios hace miles de años, su nombre era Job, él dijo: "Lo que temía me sobrevino". Es decir que el miedo abre una gran puerta a la adversidad para que pueda operar con libertad en nuestra contra.
Sin embargo, el principio de la sabiduría es el temor a Jehová; cuando nosotros aprendemos, por revelación el temor a Dios, estamos manifestándole un amor con respeto que a su vez nos protege y nos guarda.
El temor a Jehová nos impide pecar, nos evita ofender a nuestro Dios; es un amor supremo hacia Él, de tal forma que nuestro único deseo es agradarle a Él en todo. Esto es Temor de Dios; cuando este se manifiesta en nosotros, también se manifiesta la santidad, el amor, la pureza. Si vivimos en esta condición de amor perfecto, el miedo se irá, estaremos confiados que Su mano nos cubre, nos guarda y nada nos ocurrirá que Él mismo no lo permita. Todo lo que Él permite tiene el inmenso propósito de madurarnos, perfeccionarnos, hacernos más santos y más humildes.
El deseo de Dios no es que pasemos todo el tiempo esperando un terremoto, un tsunami, un tornado o algo similar; lo que Él quiere es que vivamos reposados y confiados en Su regazo y que pase lo que pase, nada nos conmueva.
Si tú está deseando vivir en esa tranquilidad y en esa paz, para ti Hay Una Esperanza, Dios va a honrar el deseo de tu corazón; no importa si en el pasado te morías de miedo ante situaciones adversas de la naturaleza. ¡Seas lleno este día del Perfecto amor en tu corazón!, ese es el inicio de todo lo bueno que viene para ti. No temas, cree solamente.