Marzo 29, 2016
La indecisión ante las situaciones cotidianas; la falta de decisión ante las diarias confrontaciones, sólo reflejan la inseguridad en nosotros mismos.
Muchas veces la persona insegura declina o delega la toma de decisiones al que tiene más cerca, pero es para evadir su propia responsabilidad de decidir.
Es necesario saber que sólo el que nunca se atreve a hacer algo es el que jamás comete errores; si algo hemos de atrevernos a hacer, siempre estaremos expuestos a errar, pero lo más importante es que de los errores obtendremos siempre una gran enseñanza, lo cual irá formando la sabiduría en nosotros.
La indecisión o falta de toma de decisiones, además de reflejar inseguridad, demuestra temor a fallar, miedo a fracasar, temblor ante lo inesperado.
Muchas veces escuchamos el refrán que dice: "Vale más viejo conocido que nuevo por conocer". Muy a menudo preferimos estancarnos en la mediocridad antes de intentar explorar nuevos horizontes.
El temor produce pánico y éste a su vez paraliza el avance, anula la intrepidez; detiene al hombre en su avance natural. La seguridad plena de quienes somos sólo puede provenir de vernos a través de los ojos de Dios, el único que nos ve como realmente Él nos ha concebido, no con nuestras limitaciones, debilidades y defectos, sino con la habilidad y capacitación que Él mismo nos ha dado, pero que nosotros limitamos su manifestación con nuestra pobre autoestima; al vernos a través de nuestra miopía espiritual, de nuestra mente negativa, que ve lo débil del hombre y no lo fuerte de Dios.
Quizás usted considera que es uno de los que le cuesta tomar decisiones, que teme lanzarse a nuevos horizontes, pero lo reconoce y sabe que necesita ayuda; para usted Hay Una Esperanza. El Señor dice en Su Palabra: Clama a mí y yo te responderé (Jeremías 33:3) hoy es un buen día para clamar por la seguridad y la decisión en Él.
