Mayo 3, 2016
Varias veces hemos mencionado las engañosas características de nuestra alma que con falsa apariencia de piedad pretende convencernos de "Cuán buenos somos", "Qué compasivos y dados a los demás". Vemos personas que nunca pueden decir "NO", quieren hacerlo todo, agradar a todos, ayudar al mundo entero, se sacrifican por los demás, en fin, toman la actitud de Robin Hood. Dentro de todo esto, parece como si el sacrificio por salvar a la humanidad lo están haciendo ellos y no Cristo en la cruz.
No obstante, cuando escudriñamos la fuente de esta actitud, es meramente almática, dirigida a promover la autoconmiseración o lástima que las personas sienten por sí mismas, hundiéndolos más, en lugar de ayudarles a superar su condición; contrastantemente, éstas personas en el fondo se sienten víctimas, y sus actitudes son encaminadas a ganar la aceptación y admiración de los demás, para que los conviertan en héroes, en salvavidas.
Ellos realmente sufren de un sentimiento de inferioridad, se auto acusan y no se aceptan, razón por la cual, en lugar de tomar su responsabilidad, buscan un culpable, el más cercano posible; es una forma de reflejar la condenación que ellos mismos se han impuesto y no pueden sobrellevar.
Estas personas están dispuestas a darle a los demás, a prestarles dinero, resolverles sus problemas; si son jefes no le llaman la atención a sus empleados, ni los corrigen; porque necesitan mantener la imagen de persona bondadosa y gentil, ante su propia alma.
Lo más tremendo de esto, es que ellos viven terriblemente insatisfechos, sus acciones sólo acallan su conciencia por momentos; luego, ellos mismos no se aceptan, ni se soportan. Su alma está destrozada y confundida, es un pozo de emociones revueltas, queriendo agradar a todos y aunque aparentemente lo logran a medias, ellos mismos no están satisfechos.
Es posible que usted se esté identificando con éstas características, quizás reconoce el gran vacío interior que le atormenta y se da cuenta que a pesar de las muchas buenas acciones que usted realiza, eso no trae paz a su espíritu. Hay sólo unas buenas obras que traerán la paz que sobrepasa todo entendimiento, esas son las que Cristo ha preparado para nosotros, no bajo nuestra propia justicia que son trapos de inmundicia, sino a través de Sí mismo, el único Justo.
Si este escrito ha tocado su interior, ¡Hay Una Esperanza! Hoy es el día de despojarnos de nuestra propia justicia y pedirle al único Justo que venga a nosotros.