¡Cuantas emociones, pensamientos e ideas surcan nuestra mente cada vez que va a terminar un año y va a comenzar uno nuevo! Es inevitable que nuestra actividad cerebral se acelere y comencemos a pensar, en las cosas que hicimos y las que dejamos de hacer, las que habíamos planeado y no se lograron; y otras que ocurrieron sin que estuvieran en nuestros propósitos, siquiera.
El comienzo de un nuevo año, es un buen tiempo para meditar, pero sobre todo, es un buen momento para tomar decisiones, para cambiar actitudes, para enmendar relaciones y para hacernos propósitos, que solamente con la ayuda de Dios y Su favor, podremos lograr.
Como seres humanos tenemos la capacidad, por la conciencia, de reconocer las cosas que están mal y deben mejorar; y casi siempre nos proponemos hacerlo, pero a lo largo del camino, como que nos falta fuerza para lograrlo.
Una y otra vez he comprobado que la única fuerza que es infalible es la de Dios en nosotros. En una ocasión yo estaba determinada a bajar de peso, y aunque tengo una buena disciplina natural, por mucho que lo decidí y lo intenté, siempre fallé. De manera que un día le pedí al Señor que por Su Espíritu Santo me ayudara y me fortaleciera, de tal manera que no sintiera atracción por los dulces y las harinas. Fue increíble como el Señor me ayudó en algo que parece tan natural.
Si tú me crees, para ti Hay Una Esperanza; yo quiero decirte hoy mi querido lector, que nuestro Dios se interesa en todo lo tuyo, por sencillo que parezca. Él quiere que Lo tomes en cuenta, que Lo involucres como la persona más importante de tu vida, que le des en tu corazón el lugar que le corresponde, y le des la autoridad para dirigirte, para cambiarte, para transformarte, para capacitarte y sobre todo, para ser tu Padre.
Lo único que Dios desea es bendecirte de Padre a hijo, Él siempre desea lo mejor para ti; para eso te creó y te formó, para hacerte feliz y que tú le hagas feliz a Él. Por eso te invito hoy a que tú le invites a El a morar en tu interior y así le entregues cada día de tu vida que está por venir, todo el año que va a comenzar, tus deseos, tus propósitos, tus proyectos, tus metas y por sobre todo: tu corazón completo y sin reservas. Es muy sencillo, sólo habla con El allí en la intimidad ¡Seas muy bendecido en esta decisión tan importante!