La mala imagen que el hombre (varón o mujer) tenga de sí mismo trae consigo inseguridad. El sentimiento de incapacidad, causado por la pobre autoestima puede llevarnos a crear en nuestra mente situaciones que no existen realmente.
Una de las consecuencias más fuertes de la inseguridad se refleja en los celos. Los celos son un pensamiento y un sentimiento tan fuerte, que pueden llegar a destruir la vida de un varón, de una mujer o de ambos en un hogar.
El varón o mujer casado(a) o que se encuentra en una relación amorosa o de noviazgo; o que padece del problema de pobre autoestima, casi siempre pensará que es incapaz de llenar las necesidades de su compañero(a), por lo cual empieza a imaginar situaciones, a sospechar cosas. El problema comienza en la mente, se edifican grandes muros, fantasmas, monstruos, tormentas... se acaricia el pensamiento destructivo, se duda de la persona amada, se cree en su infidelidad; el pensamiento llega a controlar de tal forma, que muy pronto baja al corazón emocional y se convierte en un sentimiento, una pasión destructiva, capaz de abrir puerta o dar cabida, aun al homicidio o al suicidio.
El que ha sufrido estas situaciones, sabe bien de que estamos hablando; hay una ceguera temporal, durante la cual se es capaz de realizar actos que no se ejecutarían bajo el sano juicio.
Veamos que la raíz del problema no está necesariamen¬te en la infidelidad de la otra persona como un hecho comprobado, sino en la inseguridad de la persona que sufre de celos. Esta inseguridad sólo refleja que en algún momento hemos creído poseer al ser que amamos; existe un terrible temor de perderlo o que se escape la exclusividad que hemos anhelado tener sobre el ámbito emocional o sensual de la otra persona.
Si usted está experimentando la cárcel de ser celoso o la de convivir con una persona que lo es, para usted Hay Una Esperanza: Jesús, el único que nos da el valor real que tenemos en Dios. Jesús que nos liberta de la esclavitud de los celos.
