La comunicación eficiente es necesaria para desvirtuar toda falsa apariencia y evitar caer en error, en mentira o en juzgar. Vamos a ilustrar ésta gran necesidad, con algunos incidentes reales.
En cierta ocasión, hace varios años ya, un ministro de educación envió a un supervisor departamental de Choluteca un telegrama que decía: "Juntémonos en Choluteca mañana", sin embargo, el supervisor recibió el siguiente mensaje: "Junte monos en Choluteca mañana" y el noble mentor comenzó a comprar y a reclutar cuanto mono encontró en los parajes cercanos.
En otra oportunidad, nos visitaría en Choluteca una muy buena amiga de mi madre que para entonces vivía en México, donde la temperatura baja mucho por temporadas. Mi mamá queriendo prevenirle sobre el clima tan contrastante que encontraría en Choluteca y para que ella trajera la ropa adecuada, le envió un cablegrama que decía: "Esto aquí es un infierno". El mensaje fue transcrito: "Esto aquí es un invierno", por lo cual ella trajo consigo la ropa y abrigos más gruesos que pudo encontrar.
Cuanta importancia tiene la comunicación en cada paso de nuestro existir; y sin embargo, cuanta perversión hay en esta área. Hay personas que hablan mucho pero comunican poco, a la vez que otros en pocas palabras comunican mucho. La comunicación eficaz consiste en que el interlocutor escuche y entienda exactamente lo que queremos expresarle, no importa los medios que para ello tengamos que usar.
Muy a menudo nos encontramos pensando en lo que el otro cree que nosotros pensamos; cuando nos atrevemos a indagar, a profundizar en el asunto o simplemente cuando se nos ocurre un día preguntarle al otro lo que cree al respecto, nos damos cuenta que nuestra suposición estaba alejada de la realidad en la mente de la otra persona.
La imaginación llega a veces al extremo de la elucubración, deducción y cuanta situación exagerada podamos pensar; dañándose la verdadera comunicación, pues a veces no oímos lo que la otra persona intenta decirnos o explicarnos, por estar entretenidos en nuestra propia suposición. Nuestro estado anímico influye mucho en la comunicación; cuantas veces nuestro interlocutor nos dijo algo, pero nosotros lo entendimos de forma contraria o distorsionada, tan sólo porque en ese momento estábamos deprimidos o enojados, con ira, o quizás preocupados por muchas cosas más.
En cuanto a comunicación y la gran importancia de la misma, inclusive su trascendencia, quiero ilustrarles con una sencilla anécdota. Una hermosa tarde de verano, aquel apuesto caballero, joven, casado y amante esposo, decidió pasar por la tienda a la salida de su trabajo y antes de llegar a casa, con el fin de comprarle un presente a su esposa, ya que era su aniversario de bodas. El finalmente se decidió por un finísimo gancho de carey, para que ella sostuviera su preciosa cabellera, de ser posible, ésa misma noche en que irían a cenar juntos.
Aquella misma tarde, la dedicada y especial esposa decidió ir al salón de belleza por la tarde, antes de la llegada de su esposo a casa, y estar embellecida para él; entre otras cosas, ella quiso darle la sorpresa de lucir un novedosísimo corte de pelo estilo "hongo", el cual pensó que le agradaría muchísimo a él. Quería lucir lindísima para su cita especial de aquella noche. El encuentro fue espectacular... la sorpresa se vio dibujada en sus rostros y no sabían que decir.
Que importante es llegar a adquirir la mente de Cristo, tener limpio el canal del alma (de la mente y los sentimientos), para que no exista contaminación ni distorsión, tanto en la recepción como en la transmisión. Si usted sabe que necesita ser limpiado interiormente, para lograr una verdadera y genuina comunicación; aún al punto de poder sorprender a alguien y que siempre provoque agrado, gozo y satisfacción; Hay Una Esperanza, a través de la única persona que sabe exactamente lo que necesitamos: el Señor Jesucristo. Si usted desea escuchar y recibir de Él todo lo que tiene para usted, puede tener la seguridad de que será lo justo, lo perfecto, lo preciso, lo bueno, lo exacto.
