TEMAS DE OPINIÓN

Abnegación y Obligación

Septiembre 15, 2015


En múltiples ocasiones se ha comparado el amor de madre con el amor de Dios, que es incondicional y a toda prueba... pero la realidad es que mientras la madre misma lleve heridas en su alma y estas no sean debidamente tratadas o sanadas, nunca podrá amar con la perfección de Dios, pues sus propias frustraciones y amargura serán proyectadas contaminando su amor.

Por mucho tiempo hemos considerado la abnegación como una característica positiva, y hasta encomiable; casi siempre inherente a las madres.  Se menciona muy a menudo que "fulanita" o "menganita" es “una madre muy abnegada”.

Al profundizar un poquito en el sentido completo de la palabra abnegación, descubrimos que está siempre implica la esperanza de que el sacrificio realizado sea recompensado de una u otra forma.

Escuchamos muchas madres frustradas porque "Su hijo es un malagradecido; que no ha correspondido todo lo que se hizo por él" o bien se lamentan de que "Cuanto le costó su hijo, para que ahora sea la esposa la que lo aproveche".

Es evidente que esta relación emocional tiene serias consecuencias en los hogares que estos hijos luego establecen, porque es como una bola de nieve que arrastra más y más mientras avanza.

Es bueno que las madres sepamos que dicha función es un privilegio dado de Dios; que todo lo que hagamos por nuestros hijos deberá ser en amor, como resultado del deseo genuino de darnos a ellos y no pensando en que nuestros hijos son una cuenta de ahorros que luego producirá intereses.

Todo lo que el hombre haga por los demás, incluyendo su propia familia, deberá hacerlo desinteresadamente; sin esperar nada a cambio, ni siquiera el agradecimiento de los que reciben nuestros favores, cuidados o atenciones.

Hay una ley inquebrantable en la vida... llegará un día en que nuestros hijos serán padres, y lo que nosotros sembremos en ellos, fructificará y la semilla de ese fruto, ellos la sembrarán en sus hijos... es una secuencia interminable.  Debido a que cada cual continúa la cadena con la generación siguiente, no puede pagarle retroactivamente a aquel que sembró en él.

Recordando que "Todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará"; aplicado a este caso, lo que usted siembre en sus hijos, lo cosechará al ver después la calidad de padres que sus hijos son.

Las madres necesitan en primer lugar haber recibido el amor de Dios y luego sanidad interna o del alma, para amar sin egoísmo, sin preferencias, con la naturaleza de Dios que ama y acepta, irrespectivamente de la condición de sus hijos y que no hace acepción de personas.

Los hijos por su parte, que han sido afectados por estas expresiones deformadas de amor de parte de su madre, necesitan ser sanados para no recibir el rechazo ni juzgarlas, sino comprenderlas y amarlas tanto, tanto, que pueda romperse toda atadura o conexión afectiva distorsionada o negativa.

Si es usted uno de los padres frustrados al ver la actitud supuestamente ingrata de sus hijos.  O si es usted un hijo que se siente presionado u obligado a hacer cosas para sus padres; puede estar seguro de que para usted Hay Una Esperanza de amor y libertad en Cristo Jesús, el que sana nuestras dolencias y rebeliones.

Ver Todos los Artículos