Palabra con autoridad apostólica y revelación profética.
por Emma de Sosa
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2000-Dic.03
El Pecado de murmuración
1 Corintios 10:1-13
10 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; 2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 5 Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. 6 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. 7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. 8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. 9 Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
Todo lo que está escrito en el Antiguo Pacto es sombra y figura de lo que había de suceder, pero más que sombra y figura el apóstol Pablo nos está diciendo que aquello que ocurrió con el pueblo de Israel cuando Moisés lo dirigía, todas las cosas que ocurrieron y quedaron escritas fue para ejemplo de nosotros, para que nosotros no caigamos de la misma manera en que ellos cayeron, para que tampoco reacciones ni respondamos de la misma manera que ellos. La Escritura aquí menciona que los israelitas fueron bautizados en la nube y en el mar, ellos fueron sumergidos en el bautismo que es para salvación, ellos estaban esperando su libertad, todos comieron el mismo alimento espiritual(el maná) Así como el pueblo de Israel después de salir de Egipto fueron bautizados en la nube, de igual manera también nosotros al salir del mundo hemos sido bautizados en la nube y en el mar que es la presencia de Dios, sumergidos en el Cuerpo con la presencia de Dios, así como ellos comieron del maná espiritual, nosotros comemos del alimento espiritual que es Cristo, de la Palabra, porque Cristo es el pan del cielo que vino a nosotros. Todos ellos bebieron la misma bebida, bebían de la roca espiritual, y la roca es Cristo de la cual ahora nosotros bebemos, tenemos el agua de vida que es el Espíritu Santo. En el verso 5 dice que de la mayoría no se agradó Dios y por eso se quedaron en el desierto, por eso Pablo dice al pueblo de Corinto, que aunque del pueblo de Israel fueron muchos los que salieron, aunque todos fueron bautizados en la nube y el mar, y que todos comieron del mismo maná que cayó del cielo, que aunque todos pasaron por las mismas cosas, de igual manera ustedes que han salido de Egipto, que están comiendo de Cristo el pan de vida el pan del cielo que fueron bautizados, tengan cuidado, no les vaya a pasar lo mismo que al pueblo de Israel que se queden a medio camino tirados en el desierto. En el libro de Apocalipsis una y otra vez se dice a las siete iglesias: “El que perseveré hasta el fin”, ¿Por qué tanta insistencia del Espíritu Santo? Que dice el que perseveré hasta el fin será salvo, que se sentara a reinar con Jesús, que se sentará en el trono de Dios, esto lo dice el Espíritu Santo porque Él sabe que muchos no perseveraran hasta el fin como le paso al pueblo de Israel, el Espíritu sabe que muchos al igual que el pueblo de Israel se quedarían en el desierto por los mismo pecados por las mismas tentaciones que están en nuestra carne, en nuestra concupiscencia. No hay ninguna tentación que nos haya sobrevino que no sea humana, muchas veces le echamos la culpa al diablo de las tentaciones; pero aquí la palabra dice que toda tentación es humana, esto quiere decir que la tentación viene por causa de la concupiscencia del corazón, por causa de la iniquidad del alma, por causa de la naturaleza caída de Adán en nosotros, no culpemos más al diablo, nosotros somos responsables, lo bueno que también dice que Dios es fiel para socorrernos y no permitirá ninguna tentación mayor que aquella que podamos soportar, porque el Señor conoce nuestra carnalidad.
Verso 6: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. Ellos codiciaron carne, Dios les estaba dando maná para alimentarlos y empezaron a recordar lo que comían en Egipto (ajos, cebollas, ect.) esto es lo mismo que cuando ya estamos en la iglesia del Señor estamos anhelando lo que teníamos en el mundo (yo me vestía de tal forma, tenía dinero para esto, escuchaba la música que yo quería, ect.), estamos en Israel pero estamos codiciando a Egipto, este mismo pecado está hoy en el pueblo de Dios. Cuando Dios nos saca del mundo nos mete al desierto donde somos pulidos, somos formados como guerreros, para que el oro sea probado, no es para toda la vida, el desierto es para mostrar que hay un Dios que nos sustenta mientras estamos en el, es para mirar para Canaán, es para mirar hacia lo invisible, dejar ciertamente lo que queda atrás y ver hacia delante. Sabemos que hay un lugar que fluye leche y miel que está esperando por nosotros sabemos que vamos a llegar y poseer la tierra que Dios nos dio por heredad. Cuando nuestros ojos se levantan y miran lo que Dios tiene para nosotros, no vamos a estar anhelando lo de Egipto. En Egipto había trabajo forzado, el enemigo tenía sus pies sobre el cuello del pueblo de Dios, a nosotros el diablo era quien nos controlaba y manejaba; pero ahora hemos sido libertados por la mano poderosa de Dios, aunque estemos pasando por el desierto Cana nos espera.
Verso 7: “Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar”. Cuando Moisés subió al monte a adorar a Dios a escuchar Su palabra, a estar cara a cara con Dios; Moisés dejo Aarón encargado del pueblo, y cuando él bajo lleno con la presencia de Dios, se encuentra con aquel pueblo desenfrenado adorando a un becerro de oro, el pueblo no puedo esperar a Moisés, el pueblo tenía la necesidad en su corazón de adorar algo físico, algo natural y Aarón no los había estorbado. Hoy día es seguro que no vamos a levantar un becerro de oro o un Arca del Pacto para adorarlos; pero hay cosas en nuestro corazón que están ocupando el primer lugar antes que el Señor, porque si le damos más importancia a un partido de football antes que al Señor, estamos en idolatría, hay otras cosas que estén ocupando el lugar de Dios en nuestro corazón. Dios nos exhorta a no ser idolatras, que le amemos a Él con toda nuestra alma, con toda nuestra mente con todo nuestro corazón, Dios quiere un pueblo que no tenga idolatría para que no se quede tendido en el desierto.
Verso 8: “Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.” El pecado de fornicación es abominable al Señor, porque pecamos con nuestro cuerpo y contra el cuerpo de la otra persona la fornicación es una de las cosas que contamina al pueblo de Dios que impide que podamos llegar hasta el final.
Versos 9-10: “Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.”
Número 21:4-9: 4 “Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. 5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. 6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. 8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía”.
Cuando el pueblo está desanimado, no tienen ánimo para trabajar están a punto de tirar la toalla y decir hasta aquí llegue, que pongan a otro en mi lugar, después del desánimo lo siguiente es la murmuración el pueblo comienza hablar mal de Dios y del líder. Se empieza hablar con otros de nuestra situación y empezamos a culpar y señalar a nuestro líderes, por lo que hacen y por lo que no hacen, porque no nos toman en cuenta, y pensamos que lo que predican es por nosotros. Cuando hay desanimo el pueblo de Dios tiene que darse cuenta que el único que puede producir el ánimo es el Espíritu Santo que está dentro de nosotros, nuestra lucha no es contra carne y sangre, pero hay una concupiscencia en nuestro interior que hace que se aumente el desánimo, la murmuración empeora y complica las cosas, porque cada vez que murmuramos estamos pecando contra Dios, contra los ungidos de Dios, contra el Cuerpo de Cristo y todo pecado que nosotros cometemos contra el Cuerpo es una puñalada contra nosotros mismos, porque somos parte del Cuerpo, todo lo que digamos contra un hermano o de la iglesia donde nos reunimos es contra nosotros mismos, entre más murmuremos más nos dañamos a nosotros mismos, porque hablamos de nuestra propio lugar, porque es un pecado congregacional. El pecado de murmuración no es decir mentiras, murmurar no es lo mismo que falso testimonio, murmurar es decir una verdad que nos ha incomodado y que en lugar de ir hablar con la o las personas correctas, empezamos hablarlo con los demás, tergiversando las cosas. La murmuración está de la mano con el pecado de infidelidad, hay un dicho que dice: La ropa sucia se lava en casa”, pero muchas veces comentamos con otras personas ajenas a nuestra iglesia situaciones de la congregación eso es infidelidad para Dios y nuestras autoridades. Estos pecados contristan al Espíritu Santo dentro de la congregación, porque el pecado de murmuración e infidelidad son rebelión.
La Escritura dice que la rebelión es como pecado de adivinación y dice también que los que practican estas cosas merecen ser quemados. La rebelión está centrada en el egoísmo, el egocentrismo y la altivez. Una persona rebelde cuando escucha un predica, está juzgando lo que predican, porque cree que ella lo puede hacer mejor, la persona rebelde y orgullosa piensa que sabe más que Dios, a los que están murmurando toda la vida deben de ponerlos como pastores por lo menos en un menos y así se les acabaría la murmuración, porque entonces va haber otros que murmuren contra ellos. Porque es bien fácil decir y querer dirigir todo sentado desde una silla, estas personas no están satisfechas con nada, por ejemplo: Si el discipulado se pone a una hora, quieren otra, si se pone transporte hablan y si no se pone también lo hace, aquellos que quieren dirigir desde una silla están irrespetando a las personas que están recibiendo instrucciones de Dios.
Dios nos ha injertado en un cuerpo local y en este cuerpo Dios ha puesto autoridades espirituales que para Él son confiables, desde el momento que decidimos ser miembro de una congragación, tenemos que aceptar lo que se dice y se predica, aunque no estemos de acuerdo, si no estamos de acuerdo tenemos dos opciones, ponernos de acuerdo con Dios y las autoridades o buscar e irnos a otro lugar donde se cumplan nuestras expectativas o donde nos dejen dirigir. La rebelión y la murmuración estorban el mover del Espíritu Santo, lo contristan, paran los milagros, impiden las sanidades, impiden el fluir del amor, se manifiesta el amor frio. Podemos ser muy inteligentes, ser muy capaces y tener experiencia, pero a la iglesia del Señor no llegamos a mostrar nuestras habilidades y capacidades, podemos aún tener más capacidad y habilidad que nuestros líderes; pero si nos piden hacer algo debemos hacerlo como ellos digan aunque sepamos que hay maneras mejores de hacerlas para que venga bendición y prosperidad a nuestras vidas, porque es más difícil obedecer que hacer las cosas con creatividad. La iglesia del Señor es el desierto que tenemos que pasar para ser formados como guerreros y aprender a obedecer y cuando ya estemos listos cuando ya hayamos aprendido obediencia vamos a disfrutar de Canaán la tierra que fluye leche y miel. Pueda que tengamos un carnet de una iglesia o congregación, pero eso no nos hace obedientes ni tampoco que hagamos o estemos de acuerdo con lo que dice dicho carnet, el carnet no es una identificación personal, es para cumplir con las ordenanzas escritas en él.
La infidelidad es rebelión, cuando hay infidelidad y escuchamos conversaciones privadas de nuestras autoridades publicamos distorsionando y provocamos problemas dentro del Cuerpo. Hay infidelidad y rebelión que no necesariamente la hablemos, porque aparentar estar de acuerdo, pero en el corazón está el pecado y juzgamos lo que están haciendo, y cuando oramos juntos hay oraciones encontradas, el sentir es diferentes, no hay unidad de visión, sino que hay división o multivisión (varias visiones). La rebelión la nos va a dejar en el desierto, hará que no lleguemos al final y estorbamos la visión y lo Dios quiere hacer con nosotros.
Génesis 12:
“María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. 2 Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. 3 Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. 4 Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. 5 Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. 6 Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. 7 No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. 8 Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? 9 Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue.”
Al pueblo de Israel se les había prohibido casarse con mujeres cusitas, porque su descendencia venia de Cam y estaban bajo maldición, pero a pesar de eso Moisés se casó con una, entonces María y Aarón que eran líderes del pueblo murmuraron por la acción de Moisés y eso bastó para que Jehová los confrontará. Aunque fue Moisés quien se equivocó Dios a quienes reprendió fue a Aarón y a María, porque Dios trataba directamente con Moisés. Cuando se nos dan directrices, proyectos, tenemos solo un camino obedecer y sujetarnos, someternos, porque tenemos que halar todos para un solo lado, y si el líder que Dios ha puesto se equivoca tenemos que tener la seguridad que Dios ajustará cuentas con él o ella, Dios no les permite a ellos desobediencias, no es tarea nuestra el juzgar las equivocaciones de nuestro líderes, porque ellos tienen Quien los corrija, el Señor. En la iglesia hemos perdido el temor a la unción, somos irreverentes y hemos perdido el respeto a la unción. La unción de Dios es la misma presencia de Dios en las personas, y ante esta unción uno debe de tener temor aun como decir las cosas, las personas que son temerosas a la unción son prosperadas porque la Palabra dice: “…Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados”. 2 Crónicas 20:20 (b). No hay prosperidad cuando somos rebeldes.
Hay un espíritu de Jezabel que se levanta en contra de la unción profética el cual se puede manifestar a través de un hombre o una mujer, como en el Antiguo Pacto se manifestó a través de la mujer Jezabel erróneamente se ha enseñado que este espíritu solo se manifiesta en las mujeres y eso es un error, los espíritus no tienen sexo.
Características del espíritu de Jezabel:
Donde hay un ministerio profético se levanta el espíritu de Jezabel, es el mismo espíritu que estuvo en Herodías y Salome que mandaron a cortar la cabeza de Juan el Bautista y en Jezabel esposa de Acab que perseguía al profeta Elías, es el espíritu que persigue a los profetas para bloquear la obra de Dios. Si en nosotros no hay ninguna tiniebla ninguna iniquidad el espíritu de Jezabel no tendría ningún éxito ni prosperaría. Como líderes nuestro propósito no es de acusar o de aplastarlos, sino es arrancar y destruir lo que no está bien, para poder plantar y edificar en un terreno limpio. Cuando nosotros como líderes damos una palabra el primero en ser cortados y quebrantados somos nosotros, somos confrontados con la palabra. Porque no queremos quedarnos en el desierto, como Moisés que al no hacer lo que Dios dijo que hablara a la peña, no entró en la tierra prometida, queremos llegar hasta el final y hacer lo que Dios nos ha mando hacer y así como es el deseo del líder de llegar al final ese mismo deseo tiene que estar en el pueblo.
Pidámosle al Señor que escudriñe nuestro corazón para ver si estamos en rebelión si estamos aprendiendo obediencia, reconocer delante de Él que no nos es fácil el someternos, reconocer nuestra carnalidad, no es fácil porque siempre la carne anda buscando nuestra propia complacencia, pero Dios quiere hacer en nosotros una obra hermosa y perfecta.
Isaías 53:5 “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” El Padre sabía que iba haber rebelión en nuestro corazón y por eso mando a Jesús para que Él muriera por nuestras rebeliones; pero de nada sirve el sacrificio de Jesús hace 2,000 años si no nos apropiamos de su gracia y capacidad para someter nuestras rebeliones y disponeros a obedecer al Señor.
M primera escuela mi fue en una iglesia de Dios, yo le pedía permiso a mi Pastor aun para ir a visitar a mis padres y lo hacía con amor no como una imposición, porque sabía que él daba cuentas a Dios por mi vida, si me invitaban a dar testimonio a algún lugar yo pedía permiso y me iba con la bendición del Pastor y así aprendí a someterme y a obedecer, el camino de la obediencia es una bendición. El gobierno de Dios no es democrático es teocrático en la iglesia del Señor se hace lo Él o las autoridades digan, en la única circunstancia que no nos vamos a sujetar es cuando las autoridades nos pidan hacer cosas que vayan en contra de la Palabra de Dios.