En este momento les escribo a mis amados lectores desde la ciudad de México, donde estamos mi esposo, mis dos hijas menores y yo, de paso hacia Villahermosa, Tabasco, donde participaremos de un Congreso importante. Por esta causa, un grupo de ocho personas mas, siervas de Dios, viajan junto a nosotros.
Cuando salimos del avión, nos dirigimos hacia las oficinas de Migración, las cuales quedan bastante retirado de la sala donde llegamos. Una de las damas se había quedado un poco atrás del grupo por estar anotando un número telefónico. Nosotros, los cuatro miembros de familia, decidimos ir todos al baño a la vez, de manera que nos apartamos un poco del grupo para hacerlo. La dama que venia más atrás, al vernos se fue en dirección nuestra muy a prisa, hasta que me volví hacia ella y le pregunte: ¿Usted también viene al baño? Ella inmediatamente se percato de que estaba yendo en la dirección equivocada y dijo, Ay no, yo voy hacia Migración.
Es muy común que la gente siga al líder, sin saber hacia donde va este o a donde los conduce. Es importante conocer el destino, pero también la ruta para llegar al destino.
Nuestro amado Señor Jesucristo sabía cual era su destino y cual era la ruta; ahora nosotros, sabemos nuestro destino, la vida eterna con Dios, pero el único Camino es a través de Jesucristo. No podemos seguir a cualquier líder, debemos seguir a Cristo y a los que caminan con El.
Mi querido lector si tu estas de acuerdo conmigo, definitivamente para ti Hay Una Esperanza.
