TEMAS DE OPINIÓN

Imprevistos

Noviembre 11, 2013


Mis queridos lectores de su columna semanal preferida, Hay Una Esperanza, les envío un fuerte abrazo y saludos. El hombre (varón o mujer), por lo general, desean tener hijos para prolongar sus características, costumbres, aficiones y demás. Es un medio de perpetuar su visión, profesión y economía. Existen empresas que han pasado de generación en generación, así como secretos o patentes culinarios; obras de arte y otros. Sin embargo, hay imprevistos con los que el hombre a veces no cuenta. El caso de un niño mongoloide (síndrome de Dawn); quizás uno hiperactivo, que presente daño neurológico o tal vez problemas de aprendizaje. ¿Cuál es la reacción de los padres ante tal situación? Unos deciden amarlos sin importarles el que dirán; otros deciden esconderlos de la gente, mantenerlos recluidos en jaulas de oro, hasta donde sus medios se lo permiten; muchos otros buscan desesperadamente ayuda profesional, espiritual, para entender mejor las necesidades del niño y sobre todo para que llegue a ser un indivíduo útil en la sociedad. Ciertamente los niños necesitan mucha ayuda, pero quizás los padres son los más necesitados, para aprender a aceptar la situación y no ignorarla. Aunque el niño en estas condiciones es rechazado y marginado, igualmente cierto es que los padres de estos niños lo sufren en carne viva, además de que sienten que no encajan con toda su familia en lugares que normalmente visitan los demás. No pueden eludir la realidad de que sus hijos son "especiales", y tienen que ser tratados como tal. Mi querido lector, es posible que usted sea uno de esos casos o tenga contacto con niños especiales como estos, entre sus parientes, amistades o vecinos. Si usted ha considerado que no hay solución a esta situación, quiero decirle que para usted, Hay Una Esperanza. En Cristo siempre hay refugio, siempre hay respuesta y siempre hay solución. Dios no mira estas situaciones como el hombre las ve.

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