Nuestra bendita nación Honduras ha pasado por uno de los momentos más determinantes y decisivos de la historia; el futuro completo del país estaba en juego, el cual se decidiría a través del proceso electoral del 24 de Noviembre. Como nunca antes la Iglesia estuvo orando, clamando, gimiendo, adorando y haciendo todo lo que podía hacerse para llamar la atención del corazón de Dios, para que como Padre Bueno tuviera misericordia de nuestra tierra.
Todo transcurrió en paz, en tranquilidad, en orden… y muchos que antes fueron indiferentes, hoy acudieron a las urnas para ejercer su derecho ciudadano.
Nuestra declaración ese domingo por la mañana fue “Hemos hecho todo lo que humanamente sabíamos y podíamos hacer, ahora solamente resta lo que Dios va a hacer”. Les dijimos con certeza “El Señor ya ha tomado el control de todo, debemos confiar y estar tranquilos”.
Sabemos mis queridos lectores que cuando hay un pueblo que ama a Dios y lo busca de todo corazón, siempre Hay Una Esperanza de recibir la respuesta que conviene, aunque no sea lo que deseamos.
Lo importante es aceptar los resultados, creyendo que Dios intervino porque se lo suplicamos sinceramente.
El escenario de nuestra nación estará siendo observado por miles de miles de personas en todas partes del mundo; pero por encima de todo eso, nosotros necesitamos darnos cuenta que es nuestra oportunidad para marcar la historia.
Cuando las cosas se ven patas arriba y todo parece descalabrado, es el momento perfecto para confiar en la gracia y el favor de Dios para transformar todas las cosas. Este es el tiempo exacto para afinar nuestra vista espiritual para ver lo que no se ve, pero también para activar nuestra fe y creer que lo que parece imposible se tornará en una total realidad.
Les animo mis queridos lectores a ser agradecidos por el país que Dios nos dio. Declaremos que Honduras se convierte en el mejor sitio para vivir, que su tierra nos dará su fruto, que los mares producirán sus tesoros y los cielos se abrirán para que todos recibamos la lluvia en el tiempo oportuno.
Te invito a darle gracias a Dios porque Él tiene y tendrá cuidado de ti y de nuestra Honduras, porque estás con vida para ser parte de sucesos trascendentales que marcarán el destino de nuestras generaciones.Gracias Señor porque en tí siempre Hay Una Esperanza.
