En estos días hemos vivido situaciones difíciles pero, estas a su vez han sido oportunidades preciosas para ver cuánto nos ama Quien nos creó, nos formó y nos llamó.
Mi nieto mayor se graduaba de Bachiller, en una ciudad de oriente; lo cual representa una gran alegría para toda la familia, sin embargo cuando nos fue anunciada la fecha y hora de la ceremonia, me percaté de que yo tenía un compromiso previamente establecido y a la vez inamovible porque involucraba a varias personas. En vista de ello, pedimos a una de nuestras hijas, que ella y su prometido fueran a representarnos; ellos muy contentos accedieron.
Ellos trataron de irse lo más temprano posible para no manejar de noche en la carretera hacia la ciudad de ellos, ya que estaba lluvioso y ellos no estaban familiarizados con el camino. Gracias a Dios llegaron sin novedad y a tiempo.
Al día siguiente, después de la ceremonia, la familia tenía un delicioso almuerzo en su casa; estábamos pendientes de la hora en que regresarían los muchachos, para que no manejaran muy noche, ya que también estaba lloviendo. Ellos como a las tres de la tarde nos informaron que solamente comerían el postre y tomarían la carretera.
Yo los esperaba como a las 8:30 p.m., de manera que como a eso de las 7:40 p.m. les envié un mensaje, pero ya no respondían. Unos minutos más tarde, recibimos la llamada de nuestra hija, informándonos que habían tenido un accidente, que ellos estaban ilesos, pero que el carro no podía andar. Hicimos lo pertinente respecto a avisar a la aseguradora, mientras ellos hacían lo propio con las autoridades de Tránsito, bajo la lluvia.
Mi esposo salió casi de inmediato para recogerlos y verificar que la grúa remolcara el carro de nuestra hija. Al ver la condición en la cual quedó el auto, lo menos que se podía pensar era que la situación era para gravedad o muerte, pero no podemos dejar de dar gracias a nuestro Dios en todo momento, porque Su mano de amor los cubrió totalmente.
Puedo decirles con convicción que cuando encomendamos todo al Señor, Él es Fiel para guardarnos a nosotros y a los nuestros. En nuestro amado Padre siempre Hay Una Esperanza. Al relatarnos nuestros hijos el incidente, nos dimos cuenta que el impacto del otro vehículo contra el suyo, los hizo salirse de la carretera, dando dos o tres vueltas en el aire, hacia una hondonada, quedando a unos 30 metros del nivel de carretera. Bendito sea el Dios que nos guarda, Quien salvó las vidas de ellos, con propósito divino, que les hará conocer a ellos en detalle.
Querido lector, te invito a entregar todo tu corazón al Señor, Quien siempre te protegerá de toda asechanza del enemigo.