TEMAS DE OPINIÓN

Pedirle Dirección a Dios

Mayo 8, 2006


Conozco hace unos dieciocho años a un hombre, que vivía en su hogar con su esposa y sus tres hijos varones, tenían algunos conflictos como matrimonio, pero cuando se entregaron a Jesús, las cosas empezaron a ordenarse y ellos eran relativamente felices. Todos en la casa servían al Señor y eran una familia muy unida. El Señor la sanó a ella de un serio problema de la columna; era tan evidente su sanidad, que ahora podía trabajar, levantar pesos y hacer cosas que antes no podía hacer. Un día ambos quedaron sin empleo y los problemas económicos los desesperaron un poco; ella es una mujer muy dinámica y trabajadora, por lo que ambos decidieron que ella se fuera “mojada” a los Estados Unidos, para trabajar allá y así enviar dólares a su familia. Como era de esperarse, después de algún tiempo, llegó un momento en que ella se unió a otro hombre allá, él por su parte entró en relaciones sentimentales con otras mujeres acá; por algo el Señor hizo al varón y la mujer como complemento mutuo. En este momento ninguno de sus hijos está caminando con Jesús, a pesar de su precioso llamado; ella volvió a padecer el problema de la columna al descuidar su liberación y sanidad divina. Querido lector, si te sirve este espejo para mirarte en él, te pido que medites en el fin del camino que al hombre le parece bueno. Realmente podemos torcer nuestro destino y el propósito de Dios para nuestra vida, nuestra familia y nuestra ciudad. Si tú te sientes desesperado por tu economía, pero has pensado en considerar tus caminos y pedir dirección a Dios sobre qué hacer al respecto, sin acudir a la desintegración familiar, para ti Hay Una Esperanza. Yo me atrevo a decir, que a pesar de la situación de esta familia y del dolor de todos, en la misericordia de Dios, todavía para ellos Hay Una Esperanza de restauración.

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