El último día del año que recién terminó, en horas de la noche, pudimos ser testigos de la celebración de catorce bodas simultáneas, integradas por personas que llevan juntos muchos años, pero no habían tenido el momento o la oportunidad de recibir la bendición de Dios y de las autoridades espirituales, delegadas por el Señor en la tierra.
Fue muy hermoso observar a los nietos e hijos de los que renovaban su pacto matrimonial, celebrando ese momento tan especial con sus abuelos y padres, respectivamente.
Todas las bodas son hermosas y creo que casi todas, por no decir todas las novias se ven preciosas, resplandecientes y llenas de expectativas. Sin embargo, es algo sin igual, cuando se trata de ver a las parejas que ya no tienen incógnita, sino que conociendo bien lo que les espera, toman voluntariamente la decisión de pedir la bendición de Dios y del pueblo del Señor. Esta es una decisiva afirmación de lo que quieren, sabiendo lo que les espera.
Es necesario subrayar un detalle importante y es que las parejas que han vivido bien por muchos años, sin haber recibido la bendición sobre su hogar, en el marco de un cuerpo local que declara lo mejor para ellos; sin lugar a dudas, después de recibir las palabras declaradas sobre ellos, para ser establecidos en prosperidad, su felicidad será mayor, su cobertura y protección será superior, su grado de madurez aumentará, la bonanza se manifestará y todo en general se verá incrementado en términos de la bendición.
Para algunos esto solamente ha significado una ceremonia más, o un requisito, o algo para quedar bien con la familia. Sin embargo, quiero asegurarles que la razón y la consecuencia, sobrepasa todo esto. Quizás tú seas uno de esos que necesita que algunas cosas se alineen en su vida, en relación a tu matrimonio y a tu familia, quiero decirte que para ti Hay Una Esperanza.
Si solamente convives con tu pareja y nunca han legalizado su unión, comiencen por allí; pero si ya están unidos en nombre de la ley, pueden comenzar el año pidiendo la bendición del Señor y la de una congregación local que se convierta en su familia.
Quiero declarar sobre ustedes, la bendición que enriquece y que no añade tristeza; quiero proclamar que ustedes abren hoy sus oídos espirituales para escuchar la voz de Dios a través de este escrito; para decidir hacer un pacto de amor y unidad delante de Aquel que les creó, les formó y sopló sobre ustedes aliento de vida, pidiendo la bendición de autoridades espirituales delegadas por Dios en la tierra. Definitivamente su vida no será la misma después de ello ¡háganlo y den testimonio del cambio!.
