TEMAS DE OPINIÓN

Declarando Vida

Enero 20, 2014


Debido a ciertos compromisos familiares, fue necesario que nos trasladáramos a la capital para encontrarnos con hijos y nietos un día y al día siguiente con madre y hermanos. Una vez completado lo que debíamos hacer nos dispusimos para regresar a nuestra casa, en el norte. Cuando ya habíamos pasado Siguatepeque, observamos que los carros estaban detenidos y luego se comenzaron a movilizar muy lentamente; mientras estuvimos detenidos, sin avanzar, pudimos apreciar un rótulo en la carretera a nuestra derecha, con letras rojas muy visibles que decía “Curva de la Muerte”, obviamente comenzamos a orar y a declarar vida y no muerte. Unos cuantos metros más adelante, para nuestra sorpresa, a nuestra mano izquierda, antes de llegar a las Cuevas de Taulabé, estaba un furgón de 18 llantas, con estas hacia arriba, totalmente volcado, mientas las personas se agolpaban sobre cuerpos ensangrentados tendidos a la orilla de la carretera. Con más razón seguimos orando y declarando vida para aquellas personas, el vigor de Dios y la misericordia del Señor sobre ellos. Mis queridos lectores, muchas personas ignoran que los nombres ligan los lugares a lo que estos declaran; si nosotros decidimos llamarle a un lugar “La Curva de la Muerte”, lo que estamos haciendo es declarando que en ese lugar seguirán ocurriendo accidentes mortales. Si nosotros decidimos llamarle a un lugar “La Calle de la Vida”, eso es lo que vamos a enfatizar y a establecer en el ámbito espiritual. Yo quiero decirles que a pesar de todo esto que ignorantemente se ha venido haciendo durante muchos años, siempre Hay Una Esperanza, y la esperanza nuestra es que la revelación llegue a la mente y al corazón de aquellos que tienen la autoridad para nombrar los lugares o colocar los rótulos. Esto no solamente se refiere a carreteras, también escuchamos la letra de nuestro himno nacional que dice “Serán muchos Honduras tus muertos…” mientras el deseo de todos nosotros es que ya no haya más muertes ni asesinatos en nuestra bendita tierra. Mis queridos lectores, si cada uno de nosotros despierta en cuanto a esto y comienza una campaña en este sentido, podremos provocar cambios determinantes en nuestra nación, en nuestra familia, en nuestra ciudad. No olvides que para ti Hay Una Esperanza y que hoy puedes comenzar a vivirla y a experimentar el cambio que redundará en beneficio para todos.

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