En días recién pasados, un joven muy amigo de nuestra familia, se encontraba como pasajero en un vuelo comercial entre la ciudad de San Pedro Sula y una ciudad del norte; la duración del vuelo era de unas dos horas y media. Cuando ya habían ingresado a territorio americano, el avión fue empujado por corrientes de aire frio, hacia abajo, provocando que los compartimentos de la aeronave se abrieran, que la gente gritara y que los pilotos buscaran la manera de salir de esa situación.
Las personas al desembarcar todavía temblaban de tan tremendo susto; este joven decía en broma pero en serio, que le pediría a su papá que lo fuera a recoger en carro porque no quería subirse de nuevo a un avión. El asunto es que todavía le faltaba volar unas cinco horas para llegar a su destino. Su vuelo fue demorado por varias horas, una y otra vez, arribando a su destino después de la una de la madrugada, pero teniendo que esperar que las maletas llegaran en un avión posterior, como a las tres de la mañana.
Ustedes dirán, pero por qué él pasó por todo esto? Este joven iba para servir a Dios en una conferencia; su amor por el Señor y Su obra le movieron a pedir permiso en sus clases, pagar su boleto y pasar por todo esto.
Mi querido lector, sabía usted que el amor es el motor que mueve a las personas a hacer cosas que normalmente no harían? Sabía usted que en momentos como este que describo aquí, es cuando las personas sienten el impulso interior muy fuerte de buscar a Dios? Sabía usted que en tales circunstancias es cuando uno más valora la vida, a las personas que lo rodean y lo que Dios le ha dado a uno para administrar?
No sé si tú has pasado por una situación similar u otras circunstancias parecidas, pero quiero asegurarte que para ti Hay Una Esperanza. Cuando Dios es el centro de nuestras vidas y nuestro corazón está afirmado en Él, siempre tendremos la certeza de que cumpliremos aquello para lo cual nacimos o fuimos predestinados. A veces el temor que experimentamos de forma temporal, hace que se genere adrenalina que va a circular en nuestro torrente sanguíneo; esto nos da una fuerza y energía fuera de lo común.
Querido lector, te invito a entregar tu corazón a Aquel que te creó, Aquel que te formó y ha determinado un camino que debes seguir para cumplir tu propósito en esta tierra.