Escribo esta nota para mis queridos lectores, el día jueves previo a la publicación de la misma. Cuando me levanté esta mañana, el clima estaba muy frío, tuve que ponerme abrigo, bufanda, gorro; pero aún así mi cuerpo temblaba. Al llegar a la Torre de Oración me encontré con una joven quien me comentó acerca de lo difícil que había sido bañarse esa mañana, con agua fría, ya que la temperatura ambiente estaba a 13º. Me di cuenta que a veces tenemos ciertos privilegios y bendiciones de Dios, pero no lo apreciamos, porque ya nos acostumbramos a ello. Entonces comencé a darle gracias a Dios por el agua caliente, por las colchas gruesas, por la ropa para frío y por tantos detalles con los cuales mi Dios me ha provisto.
Yo espero querido lector, que para este momento ya tú te encuentres dando gracias a Dios por todo lo bueno que ha sido para contigo; y que estés numerando todas las múltiples bendiciones en tu vida. Si así lo has hecho, para ti Hay Una Esperanza.
Si piensas que no tienes nada que agradecer a Dios, puedes pedirle a Él que te muestre todo lo bueno que hasta ahora no has visto, o has pasado inadvertido.
