Mis queridos lectores, es muy bueno comunicarme con ustedes una vez más, a la vez que les bendigo con mucho cariño. Quiero comentarles acerca de una pareja de ancianos que conozco, también conozco a sus hijos, a sus nietos y aún a sus bisnietos.
Estos ancianitos tienen más de cincuenta años de estar juntos, pero por alguna razón ellos no pudieron casarse en su juventud. Ellos conocieron al Señor hace bastante tiempo y durante muchos años se congregaron en un lugar donde les decían que no podían bautizarlos en aguas porque no estaban casados, pero a la vez no podían casarlos porque no estaban bautizados.
Hace unos meses están cerca de nosotros, hemos visto el deseo muy fuerte de ellos de casarse, ordenar sus vidas en primer lugar delante de Dios y por ende cumplir la ley.
Ambos nacieron en Amapala, hemos intentado obtener sus partidas de nacimiento, pero resulta que los archivos se quemaron y no quedan documentos de esa época en la cual ellos nacieron.
Es increíble que los tropiezos naturales impidan que esta pareja, que quizás dentro de poco tiempo se va a despedir del mundo, puedan satisfacer este deseo y sobre todo el deseo de agradar a Dios.
He meditado en cómo ve Dios las cosas y lo que Él piensa de esto, pero sólo puedo decir que todavía Hay Una Esperanza; yo sé que el Señor actuará y ellos lograrán el cumplimiento de su deseo y agradar a Dios hasta el último instante.