Espero mis queridos lectores que en este momento en que lean este artículo, nos encontremos todos gozando de paz en nuestra bendita nación.
Fue de inmenso gozo ver la marcha por la paz hace unos días, como el pueblo de Dios pudo expresar su sentir, el cual está ligado al deseo de Dios por la protección, paz y armonía en nuestro lindo país.
Hemos leído en la Biblia , la Palabra de Dios, un pasaje que nos cuenta cuando María de Betania llevó un frasco de perfume de nardo puro, para derramarlo sobre la cabeza de su maestro, para prepararlo para la sepultura; los discípulos protestaron por el gasto de dinero, fue entonces que Jesús dijo a sus discípulos: En el mundo siempre tendréis pobres.
He entendido que parte de la justicia de Dios es permitir que siempre existan pobres, para que los que son prosperados por Dios, tengan cuidado de ellos. La justicia social se debe ejercer, movidos por el amor de Dios. El que ha conocido el amor de Dios verdaderamente, no puede quedar inmóvil ante la necesidad del prójimo. Es por eso que necesitamos que el mundo conozca a Jesús y sea lleno del amor del Padre Dios.
Hay un principio muy importante en los proverbios que dice que “el que al pobre le da, a Dios le presta”. ¿Quién no va a querer ser prestamista de Dios, sabiendo que la tasa de interés va en aumento y que Él siempre tiene fondos en Su banco universal para darnos cuando necesitamos?
El sistema de Dios no es lograr las cosas por la fuerza, por imposición; sino por amor y por revelación. La única forma de liberación plena de la mentalidad y forma de vida miserable, se llama Cristianismo del Reino.
Mi querido lector, si tú estás consciente de esto, para ti Hay una Esperanza; si no lo habías visto así, hoy es un buen día para pedir perdón si hemos sido negligentes con las necesidades de nuestro prójimo; si hemos sido ingratos o malos administradores con las finanzas que Dios nos ha provisto, de una o de otra forma.
Necesitamos el amor de Dios en nuestro corazón para sentir y ver como él ve; necesitamos al Espíritu Santo viviendo en nosotros, porque él nos enseña toda Verdad, nos conduce al corazón del Padre y nos redarguye para no hacer lo incorrecto. Habla hoy con tu Creador y Salvador, es muy sencillo, hazlo con libertad, con tus propias palabras; segura estoy que Él te escuchará con detalle.