Hace un rato podía ver a través de mi ventana de vidrio claro, desde mi cuarto de estudio, una nube blanca frente a mí; para poder identificar de qué se trataba, me fue necesario abrir la ventana y oler. Me di cuenta que cada sentido sirve para apoyar a los otros, para identificar el mundo que nos rodea. Si yo no hubiese aplicado el sentido del olfato, usando solamente el de la vista, aquello podría haber sido: Una capa de polvo, humo producido por basura quemada, o sencillamente una nube del cielo. En la mayoría de los casos, una sola información no es suficiente para identificar algo. En este caso en particular se trataba de humo, lo cual es muy fácil de identificar a través del olfato. Sin embargo, si sólo uso el olfato, no tengo forma de saber si se trata de humo blanco, humo café o humo negro, el cual es más tóxico.
De esta misma forma, tenemos percepciones espirituales; nuestro espíritu es sensible a las manifestaciones del mundo espiritual, pero la mayoría de las veces es necesario que estén activados por lo menos dos dones del Espíritu Santo para poder identificar la situación o la fuente de lo ocurrido. Yo puedo ver que una persona llora, que las lágrimas corren por su cara, pero necesitaré discernimiento espiritual para identificar si llora de alegría, de dolor, por un problema emocional, o sencillamente por frustración o enojo.
¿Sabías mi querido lector que el Espíritu Santo puede morar en tu corazón si se lo pides y que Él te da esa sabiduría y discernimiento espiritual? ¿Sabías que el Espíritu Santo dentro de ti, te conduce al a verdad para que nadie te engañe, ni siquiera tu mismo corazón? Si lo sabes, entonces para ti Hay Una Esperanza, pero si no lo sabías, entonces hoy ya te enteraste y también para ti Hay Una Esperanza, porque hoy puede ser tu día de bendición en que le pidas al Espíritu Santo que venga a morar a tu corazón.
