TEMAS DE OPINIÓN

Sensible a la Necesidad de los Ancianos

Enero 4, 2010


Mis queridos lectores, es emocionante saber que estamos despidiendo un año para darle la bienvenida a otro; pero el tiempo pasa volando últimamente, como si casi no nos percatáramos cuando ya tenemos una nueva época entre nosotros. En estos días, estábamos de visita en casa de unos amados ancianos, muy cercanos a nosotros; cuando los conocí hace más de veinticinco años, cada fin de año íbamos a cenar con ellos para esperar el nuevo año.  La señora de la casa en ese entonces, solía cocinar grandes cantidades de comida, esperando a los muchos parientes que llegarían a visitarles; hacía pierna de cerdo horneada, arroz a la primavera, pavo relleno, carne guisada, nacatamales y muchas deliciosas comidas más. El tiempo ha pasado y ella ya no tiene la agilidad de entonces, ni la salud; y por lo tanto, tampoco llegan muchos parientes a comer.  Las cosas se han invertido, ellos necesitan ahora que alguien les lleve a ellos un poco de comida para poder cenar. La querida anciana ha perdido gran parte de su vista, mientras el anciano ha perdido casi toda su audición; ellos viven solos, pero casi no pueden conversar, pues para que él la escuche, ella tiene que gritar y cuando lo hace, se le despierta a ella una tos difícil de controlar. Ante este cuadro no nos podemos quedar inertes, debemos por lo menos meditar en que la vida es como una rueda de caballitos, unos van y otros vienen; todos vamos a llegar a ese punto, unos antes y otros después, pero no nos vamos a escapar. Cuando estamos jóvenes y ágiles, pensamos que la juventud nunca termina, que siempre tendremos la capacidad de realizar las tareas que hemos acostumbrado hacer.  Debemos mirar a nuestro alrededor, observar a nuestros padres y abuelos y meditar acerca del futuro, no para preocuparnos, sino para sembrar hoy en los que son ancianos, porque con seguridad podremos cosechar cuando nos toque a nosotros la hora. Mi querido lector si en este momento sientes que Dios te está hablando, para ti Hay Una Esperanza; puedes comenzar hoy mismo, a ser más apercibido y pedirle al Señor que te ayude y te enseñe a ser sensible a las necesidades de los ancianos, comenzando por los de tu casa y el resto de tu familia.  Te bendigo en gran manera y te expreso mi deseo de que cuando seas mayor, siempre tengas alguien a tu lado y que nunca te sientas solo, pero sobre todo, que sepas que tu Dios estará contigo en todo tiempo hasta el fin.

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