Hola mis queridos lectores, es un gusto saludarles, bendecirles y comunicarme con ustedes de nuevo. En esta ocasión quiero comentarles acerca de una niña muy especial, la cual estaba pasando unos días de vacaciones con sus parientes, quienes residen a varias millas de distancia de su casa, donde ella vive con sus padres y su hermano.
La preciosa niña al llegar a casa de su parentela, se percató de que tenía floja una muelita de leche; así es que comenzó a moverla con insistencia, hasta que finalmente se la sacó. La niña inmediatamente llamó a su madre para contarle la noticia, que para ella era muy importante. La madre de la niña pidió hablar con la pariente en cuya casa estaba la niña.
La mamá le pidió a su pariente: “Hazme un favor, colócale veinte lempiras bajo la almohada a mi hija, para que ella crea que el ratón se los trajo, por causa de la muela que perdió”. La pariente se quedó pensando un rato, porque no sabía qué hacer y cómo actuar, pues ella sabía que eso era un engaño, una mentira; y no es justo que los adultos les mintamos a los niños, pues de ellos es el Reino de los cielos.
Los niños aprenden de los adultos lo que nos ven hacer ¿De qué sirve que les tratemos de enseñar que no deben mentir, si nosotros lo estamos haciendo con ellos? Cuando esta niña descubra la verdad ¿qué va a pensar acerca de su madre, quien la ha estado engañando por tanto tiempo?
Es posible mi querido lector o lectora, que tú hayas hecho lo mismo con tus hijos en el pasado, o aún en el presente lo sigas haciendo; espero que en este momento te des cuenta que es necesario arrepentirnos de ello. Si ya empezaste a pedir perdón, me alegro, porque para ti Hay Una Esperanza.
Muchos adultos hacemos esto o cosas similares con nuestros niños, a veces les mentimos diciéndoles que “Santa Claus” les traerá regalos, cuando bien sabemos que los estamos engañando; pero un día, si no nos arrepentimos ahora, tendremos que dar cuentas a Dios por ello.
En esta hora, declaro sobre ti la luz que te alumbra y te mueve a caminar en ella, proclamo la verdad en todo tu ser, que te dirige para vivir en transparencia. Cuando vivimos en la verdad, le quitamos toda autoridad al padre de mentira en nuestras vidas; este es el diablo mismo. Cuando mentimos o engañamos a otros, le estamos abriendo la puerta al diablo para que controle nuestras vidas. Por eso, hoy es el mejor tiempo para determinar vivir a la luz y en la verdad, Jesucristo es la Verdad y Él es la Luz del mundo.