Les saludo y les bendigo mis queridos lectores semanales. Es muy bueno poder comunicarme con ustedes otra vez; mi deseo es que hoy también sean muy edificados.
Quiero comentarles acerca de una señora a quien yo amo mucho; ella ha sido toda su vida una mujer sumamente activa. En su comunidad es una persona muy respetada y admirada; siempre fue muy eficiente y laboriosa, tanto que ha llegado a ser asesora de la Alcaldía Municipal. La profesión de ella es Perito Mercantil y Contador Público, razón por la cual siempre ha llevado las contabilidades de los miembros de su familia inmediata y de sus propias empresas.
Hace unos días la llamé para saludarla, para mi sorpresa, ella se encontraba muy deprimida, al punto de estallar en llanto. La razón era que cuando intentaba hacer los cálculos de una de las contabilidades, se encontró con que no podía hacer las operaciones matemáticas más sencillas; ella se sentía inútil e inservible, limitada en su actividad. Esto la llevaba a la frustración.
Pude discernir que lo que más le afectaba a ella, era pensar que al no ser útil para los demás, como estaba acostumbrada a serlo; se sentiría no necesitada y por ende, no amada.
Cuando nosotros no tenemos una buena identidad de hijos de Dios, pensamos que cuando algo nos sale mal, somos desechados o inservibles. Cuando Dios se revela a nosotros como un Padre Bueno y Amoroso y entendemos que Él nos amó primero, que aún siendo nosotros malos y pecadores, Él nos amó sin condiciones, nos daremos cuenta que existen personas que también nos aman por lo que somos, no por lo que hacemos, o lo que podemos darles.
Es posible mi querido lector que estés pensando en este momento que tú necesitas esa revelación de la Paternidad de Dios, me alegro mucho que así sea y quiero decirte que para ti Hay Una Esperanza.
El Espíritu Santo es Dios en la tierra; Él es Quien nos revela al Padre. Dile ahora mismo al Espíritu Santo que necesitas te sea revelada la naturaleza de Dios como tu Padre. Habla con Él como quien habla con su mejor amigo, ten la certeza de que Él te escuchará y también te responderá.