Queridos amigos, les saludo con mucha alegría, aprovechando para declarar toda clase de bendiciones sobre ustedes, los lectores asiduos de esta su columna.
Espero que durante la semana recién pasada hayan tenido tiempo para meditar acerca de su vida espiritual; en Israel y en todas partes del mundo, los israelitas celebran la fiesta de la Pascua o como ellos le llaman “Pesaj”; conmemorando la fecha en que el pueblo salió de Egipto. “Pesaj” significa “pasar por” y tiene que ver con el paso de los israelitas a través del Mar Rojo.
No obstante, miles de años después, Jesús celebraba la Pascua con Sus discípulos, una noche antes de la fecha, ya que al día siguiente, Él mismo sería levantado como el “Cordero Inmolado”, nuestra Pascua.
Cada vez que un pecador se arrepiente y recibe el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, él está participando de la Pascua, celebrando la salida de Egipto, es decir de una vida de esclavitud, para vivir una vida de libertad en Dios.
Muchas personas tienen la idea incorrecta de que los judíos o los romanos, mataron a Jesús. Necesitamos entender que a Él no lo mataron, sino que Se ofreció voluntariamente como sacrifico vivo y agradable para el Padre. Jesucristo puso Su vida por nosotros, Él murió para que nosotros tengamos vida y vida en abundancia.
¡Si la gente pudiera comprender que el Señor no necesita de nuestros sacrificios, ni de nuestras romerías o indulgencias; sino que solamente pide nuestro corazón!
En estas fechas, mientras en unas ciudades se celebran carnavales con excesos de alcohol y sensualidad, otros sacrifican sus cuerpos y visitan las iglesias con sentido de abnegación y penitencia; y otros aprovechan el feriado para dorarse al sol en las playas. Es mi deseo que muchos hayan podido dedicar un tiempo a meditar en el Padre, Quien nos envió a Jesús para darnos salvación, también en Jesús Quien nos dio vida; y en el Espíritu Santo que nos lleva a toda Verdad y nos enseña todas las cosas.
Si no tuviste la oportunidad de meditar, todavía para ti Hay Una Esperanza: Te invito a que lo hagas hoy. Jesucristo Se entregó hace más de dos mil años como el Cordero Pascual, para que tú participaras de Él, Él es Tu verdadera comida. Hoy puede ser tu día para recapacitar en ello, para arrepentirte de no haberle reconocido en todos tus caminos. Exprésale hoy tu gratitud a tu Salvador, a tu Sanador, a tu Libertador; Él es tu Pascua, Su nombre es Jesús.