Mis queridos lectores, deseo comentarles que la semana que recién pasó ha sido maravillosa, una de esas experiencias que no se repiten en la vida.
Hace varios años, Dios había puesto en mi corazón el deseo de organizar una Campaña al aire libre, en algún lugar estratégico de La Lima; parece que lo iba postergando por una u otra razón.
En el mes de febrero tuvimos una actividad de celebración en nuestra congregación, razón por la cual nos visitaron ministros de Dios de otros países; uno de ellos, en determinado momento me dijo que Dios le mostraba que debía hacer una campaña y me hizo saber más o menos el lugar.
Como mi mayor deseo es hacer la voluntad de Dios, comencé inmediatamente a orar y pedir dirección a Dios para organizar la Campaña. De manera que reunimos a las personas que iban a conformar los diferentes equipos; en todo momento supe que el Señor quería hacer un trabajo en equipo, donde nadie se llevara los aplausos, sino solamente nuestro Dios.
Fueron siete noches consecutivas, donde vimos la manifestación del Reino de Dios; gente salvada, otros sanados y muchos liberados. Lo más impresionante fue que unos muchachos integrantes de una mara, que llegaron con otras intenciones, se encontraron con su Creador y Padre.
Al comenzar la mañana del último día, tuve la percepción de que el Señor quería que cumpliéramos la Escritura del Evangelio según San Marcos que dice: El que creyere y fuere bautizado será salvo. Dios quería sellar aquel maravilloso tiempo con el bautismo de todos aquellos nuevos creyentes; lo cual es el modelo bíblico, aunque la religión lo ha tergiversado.
En unas pocas horas habíamos conseguido la piscina, los bomberos nos la llenaron de agua, conseguimos ropa de diferentes tallas y unas cuantas toallas.
Mis queridos lectores, esto fue todo un despliegue del amor y el gozo de Dios. Yo entiendo que lo que produjo esta gran bendición, fue el hecho de obedecer una instrucción dada por Dios. Mi querido lector si tú entiendes que el éxito de lo que emprendas está relacionado con hacer la voluntad de Dios; para ti Hay Una Esperanza. Dios espera de nosotros obediencia y no sacrificio.
