Queridos lectores, los bendigo en este nuevo día, con el gozo de poder dirigirme a ustedes una semana más, a través de esta su columna preferida.
En los últimos días, semanas y meses, las noticias han sido muy alarmantes en relación a todo lo que está ocurriendo en el planeta tierra. Por un lado, tuvimos el terremoto en Chile, lo cual produjo un movimiento del eje de la tierra. Hemos observado como los científicos han tratado por diversos medios de parar el derrame de aceite de petróleo en el Golfo, sin tener éxito.
Luego la erupción del volcán en Guatemala que ha llenado de piedrecitas y ceniza los alrededores, provocando catástrofes. La erupción del volcán en Ecuador; las inundaciones en Guatemala y aún en nuestro país.
Para arreciar las cosas, observamos con dolor la situación ocurrida entre Israel y la flotilla que se dirigía a la Franja de Gaza.
Cualquier persona con un poco de discernimiento natural se da cuenta que algo está estremeciendo la tierra; seguramente Dios quiere llamar la atención de nosotros, los habitantes de Su planeta.
La biblia nos dice que todo será conmovido, pero que lo único que permanece para siempre es Su Palabra, porque esta es eterna y firma, porque salió de Su boca.
Si nosotros nos damos unos minutos para meditar, entenderemos que este es tiempo de arrepentirnos de nuestras malas obras; es tiempo de anunciar el Evangelio del Reino a las naciones; pero también es tiempo de llorar y gemir delante de la presencia de Dios suplicándole que Él tenga misericordia de nuestro pueblo, que extienda Su manto de salvación y protección sobre Su amada Honduras y sobre toda Centro América.
Tú que está leyendo ahora mi amigo, no sé si has estado muy metido en tus propios problemas caseros y no te has dado cuenta que tenemos un inminente peligro natural por todas partes; no para que entremos en temor, sino para que nos dobleguemos delante de nuestro Creador y Padre, nuestro Señor, el Dador de vida y de todas las cosas.
Quizás este día puedo llamar tu atención y atraerte a pensar en la importancia de renunciar a nuestro individualismo para meditar en lo que está ocurriendo a nivel universal; Lo cual, queramos o no, es responsabilidad de aquellos que sabemos que fuimos creados para gobernar y sojuzgar la tierra.
Quiero decirte mi amigo que para ti Hay Una Esperanza, no pierdas la oportunidad de ser protagonista de los cambios que Dios hará a favor de la tierra, cuando encuentre personas que Lo amen a Él y Su obra maravillosa.
