TEMAS DE OPINIÓN

Misericordia

Agosto 23, 2010


Bendiciones a su vida mis queridos lectores de esta su columna Hay Una Esperanza; en esta ocasión quiero compartir con ustedes una situación de la cual fui observadora no protagonista, pero que de alguna manera me dejó una gran enseñanza que debo aplicar a mi propia vida.  Pienso que ustedes también pueden aprender mucho de ella. Hace un mes aproximadamente, un grupo de personas de nuestra comunidad, realizó un viaje a una ciudad un tanto cercana, para lo cual viajaron en carros privados.  Todos se hospedaron en el mismo hotel para facilidad de movilización. El viaje fue todo un éxito, donde aprendieron mucho y se divirtieron bastante; cuando ya habían regresado, uno de los viajeros, a quien vamos a llamar Mario, me hizo un comentario, me dijo él: “¡Qué barbaridad! No me esperaba yo que la señora tal (le vamos a llamar Miriam), con el grado de madurez que debería tener, hubiera hecho tal cosa; resulta que por andar viendo, se separó del grupo, luego se perdió y no podíamos encontrarla; eso hizo que llegáramos tarde a nuestro destino”. Pasaron algunos días y Miriam vino a visitarme, en medio de la conversación ella mencionó: ¡Si hubiera visto que “show” el que hizo Mario en el restaurante, cuando estuvimos de viaje, humilló mucho al mesero exigiéndole acerca del punto de la comida!. Me quedé pensando mucho en la situación, pues ambos pensaban que su forma de conducierse había sido correcta, no así la de su compañero(a).  Por un momento pensé ¡cuán cierto es lo que dice la Escritura! Que muchas veces vemos la paja en el ojo ajeno, pero no miramos la viga en el propio. Cada uno de nosotros cree tener un comportamiento correcto y considera que los demás actúan de mala manera; Porque cada cosa se ve del color del cristal con que se mira. Todos necesitamos unos anteojos de aumento para vernos a nosotros mismos y unos de disminución para ver a los demás.  Esos anteojos se llaman misericordia. No sé cual sea tu caso mi querido lector, pero piensa si acaso te has puesto a criticar a otros por su forma de ser o de actuar, pero no te has visto a tí mismo acerca de aquellas actitudes tuyas que molestan a los demás. Cuando nos preguntamos ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Si hacemos lo que sabemos que Él haría, podemos estar seguros de que no vamos a criticar, ni vamos a actuar de manera irresponsable. Querido lector si tú deseas agradar a Dios y actuar como Cristo actuaría, para ti siempre Hay Una Esperanza, deseo que la puedas tomar y recibir este día.

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