TEMAS DE OPINIÓN

Falsa Alarma

Noviembre 22, 2010


Mis queridos lectores les saludo de nuevo como cada semana para comentarles acerca de las cosas de la vida diaria que nos dejan enseñanzas perdurables. Dios nos permitió ir en un viaje misionero a Tierra Santa, éramos 72 personas y yo era la responsable, lo cual no deja de provocar cierto nivel de estrés. A nuestro regreso, los diferentes subgrupos nos distribuimos para volver a casa tocando diferentes ciudades de Europa; nosotros escogimos Londres.  De regreso hacia América, nuestro punto de escala fue Boston, donde pasamos una noche para adaptarnos un poco al cambio de hora y descansar del largo y agitado viaje. Esa madrugada, a plenas cinco de la mañana, comenzó a sonar la alarma de incendios en el hotel, los altavoces comenzaron a dar alerta, urgiéndonos a abandonar el edificio por las escaleras de salida de emergencia.  Inmediatamente salimos apresurados desde el séptimo piso hasta llegar a la calle. Cuando nos encontramos en la recepción del hotel, aquello era todo un espectáculo, parecía una “piyamada” o fiesta de piyamas.  Unos salieron en paños menores, otros con el pelo parado, otros aferrados a su maletín de documentos, en fin…la recepcionista un poco nerviosa sólo decía: “Hay café caliente, pueden pasar a servirse”. Muy pronto llegaron los bomberos, eso era digno de filmarse; iban aperados de arriba hacia abajo con herramientas, mangueras, lazos y demás.  Ingresaron al hotel, revisaron el tablero de controles, se condujeron al piso indicado; después de un buen rato salieron y nos dieron instrucción de volver a nuestras habitaciones. ¿Sabes qué mi querido lector? Todo fue una falsa alarma, algo, que no sabemos qué fue, hizo que se disparara la sirena de incendios.  De igual manera en nuestras vidas, muchas veces hay situaciones en nuestro organismo que hacen que se disparen los mecanismos de alerta del cuerpo, nos da fiebre, inflamación o cualquier otro síntoma; entonces quizás visitamos al médico, quien muy alarmado puede darnos tratamientos agresivos o mandarnos a hacer muchos exámenes, para darnos cuenta que todo era una falsa alarma. Mi querido lector, es muy importante que te des cuenta que todo tu ser le pertenece a Dios, Quien te creó; que nada ocurrirá para destruirte, porque tu Señor siempre cuidará de ti.  Si lo crees y lo recibes hoy en tu corazón, para ti Hay una Esperanza.

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