Queridos lectores, deseo que al leer esta columna ustedes se encuentren llenos de gozo y de esperanza para el nuevo año que pronto va a comenzar.
Durante estos días, he observado que donde quiera que uno va, escucha palabras de lamento, gente cuya conversación gira alrededor de la palabra crisis. Esta se hace más evidente cuando presionados por el ambiente, se sienten obligados a regalar algo en estas fechas.
Siempre a través de todos los tiempos, Dios ha usado las crisis para manifestar Su poder y Su gloria, esto ha sido así desde el principio de la creación en que la tierra estaba desordenada y vacía; en ese tiempo al igual que hoy, el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Sin embargo, en medio de dicha situación de inflación y devaluación, veo personas cuyos negocios están siempre repletos de gente y prosperan día a día; todos se preguntan ¿cuál es la receta? ¿cuál es el secreto? No cabe duda que el favor de Dios está con ellos. No obstante sé que hay algo más en esto.
Siempre he visto y comprobado que hay una ley de siembra y cosecha. Muchas veces las personas por evadir impuestos, hacen reportes fraudulentos; y a la larga, lo que se ahorran, lo pierden multiplicado.
Justamente ayer estuve en una tienda buscando un cubrecamas; encontré uno que me gustó y pregunté por el precio. El joven que me atendió me dijo: Si lo paga en efectivo o con cheque le cuesta tanto, pero si lo paga con tarjeta de crédito, tengo que cobrarle el impuesto y le costaría tanto. La propuesta era muy tentadora para alguien que no conoce a Dios y los principios bíblicos; yo tenía el dinero conmigo para haberlo pagado en efectivo y me hubiera ahorrado varios lempiras. El asunto en ese momento era más profundo y serio que ahorrarse unos cuantos pesos; el punto era que si optaba por esa alternativa, no me cobrarían el impuesto y yo estaría siendo cómplice de defraudar al fisco.
Decidí comprar el artículo y lo pagué con tarjeta de crédito para asegurarme que me dieran una factura y me cobraran el impuesto respectivo. Quizás usted dirá mi querido lector ¡Pero qué tontería! Sin embargo, como conozco la naturaleza de mi Padre Dios, sé cuál debe ser mi actitud y mi elección, para cosechar correctamente después.
Mi querido lector, si tú quieres disfrutar de la gracia y la bendición de Dios en prosperidad integral, si quieres vivir con holgura a pesar de la crisis; si quieres tener siempre para repartir a otros… escoge siempre agradar al Señor, decide siempre sembrar a la manera de Dios y comprobarás cuan cierto es que nunca te faltará nada.
Hoy para ti Hay Una Esperanza, hoy puedes comenzar una forma diferente de vida, puedes mirar hacia adelante y disfrutar de la provisión de Dios en medio de la crisis mundial. Comienza a agradar a Dios con todo tu corazón y lo verás.