TEMAS DE OPINIÓN

La Responsabilidad

Abril 11, 2011


Mis queridos lectores, es muy bueno escribirles otra vez, declarando que esta semana será mejor que la anterior y que cada vez vamos mejorando más y más en todos los aspectos de nuestra vida, lo cual nos hace disfrutar cada día. Recientemente recibí la llamada de una persona muy cercana a mí, ella es dueña de una casa en el sur de Honduras, la cual ha dado en alquiler hace un tiempo. Hace varios meses ella me había comentado que su inquilino le debía la renta correspondiente a tres meses y que a pesar de sus llamadas por teléfono, él se negaba a pagar. La señora no quiso nunca proceder legalmente por consideración; y aunque no recibía el importe de la renta, ella continuaba pagando el impuesto respectivo al ingreso. Finalmente ella decidió pedirle a sus inquilinos que por favor abandonaran el local, ya que ella siendo viuda, necesita el ingreso, así es que va a buscar otra persona que quiera rentar la casa. Para su sorpresa, la pareja que alquilaba se presentó a su casa de habitación para informarle que van a abandonar el local; sin embargo, los inquilinos se mostraban muy molestos, como indignados, haciéndole saber que le van a quedar a deber tres meses de renta. Cuando ellos ya se iban a retirar, la señora se cuchicheó algo al oído de su esposo, por lo que el señor le dijo a la arrendadora ¡Ah! Y además me devuelve el depósito.  La señora dueña de la casa no sabía si enojarse o reírse, ya que ella nunca les solicitó depósito al momento de rentarles el inmueble; y aunque hubiera existido un depósito ¿A quién se le ocurre pedirlo si debe tres meses de alquiler? Mis queridos amigos, ustedes se preguntarán ¿Cómo es posible que estas personas hayan adoptado la actitud de estar molestos, cuando ellos deberían de estar avergonzados? Son muchas las personas que al ser culpables de un comportamiento incorrecto, se hacen las ofendidas para no hacerse responsables de sus hechos. Mi querido lector, espero que este no sea tu caso, pero si lo fuera, para ti Hay Una Esperanza. La persona que verdaderamente ha conocido al Señor, que ha experimentado Su amor y desea vivir en integridad siguiendo los pasos de Jesús, cambiará su vana manera de vivir, se humillará y buscará la forma de hacer lo correcto delante de Dios. Nuestro Señor está muy cerca de nuestro corazón y de nuestra boca; si tan sólo manifestamos el deseo de ser como Él, Él escuchará aún los latidos de nuestro corazón y será propicio a nuestras necesidades.

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