Mis queridos lectores, que bueno es comunicarme con ustedes una vez más por este medio. Quiero aprovechar para comentarles acerca de una situación que me tocó vivir en estos días.
Una pariente muy cercana y de edad avanzada, de pronto fue encontrada desmayada en el piso del servicio sanitario de su casa. Su esposo, de mayor edad que ella, no escuchaba cuando ella llamaba pidiendo ayuda, ya que ha perdido el sentido de la audición. Finalmente, él la encontró tendida y corrió a buscar ayuda.
Vino a verla un médico amigo de la familia, quien a su vez le indicó análisis de sangre para investigar la causa del desmayo. Al obtener los resultados supimos que se trataba de una anemia severa, acompañada de una fuerte infección. El doctor recomendó que ella fuera ingresada al hospital para transfundirle paquetes de glóbulos rojos.
Al día siguiente muy temprano sus familiares cercanos la ingresaron en el hospital, donde recibió el tratamiento respectivo, mientras le practicaban otros exámenes. El doctor indicó que le realizaran una colonoscopía para investigar la causa del dolor abdominal que presentaba a la palpación.
Durante una noche y una mañana, ella estuvo ingiriendo un líquido para limpiar su intestino, hasta que la condujeron al cuarto para hacerle el procedimiento. Al pasar unos cuantos minutos, el médico salió para informar que ella presentaba una perforación en el intestino y que era necesario ingresarla inmediatamente al quirófano para repararle inmediatamente la ruptura.
Esto es increíble, cuando ellos manipularon el aparato e introducían aire y agua junto con el colonoscopio, provocaron que un divertículo se reventara y el intestino se rompiera.
Ante tal situación, la familia sólo pudo orar, encomendar la vida de esta anciana al Dios Todopoderoso y creer que Él es más que capaz para preservar su vida. Pero lo más importante en este momento era guardar el corazón para no experimentar enojo, ni malestar contra el doctor.
Mis queridos lectores, yo les invito hoy a sanar su corazón si acaso han estado guardando malestar o enojo en contra de doctores que le han complicado la vida a alguno de sus seres queridos. Les aseguro que para ustedes Hay Una Esperanza; yo creo sinceramente que cuando nuestro corazón es sano, Dios toma el control de todas las cosas a nuestro favor.
