TEMAS DE OPINIÓN

Vida Eterna

Junio 6, 2011


Qué bueno es comunicarme de nuevo con ustedes, mis queridos lectores.  Esta semana ha sido muy llena de todo tipo de experiencias, de esas que no parecen agradables pero que le hacen a uno madurar y meditar bastante. Estuve varios días conviviendo en el hospital con la desesperación y la agonía de un ser muy querido; pude observar el optimismo de uno de los médicos especialistas, quien hizo todo lo que estaba a su alcance para corregir todas las deficiencias fisiológicas y metabólicas que surgían en esta persona.  Mientras tanto, otro de los médicos especialistas, al observar algunos síntomas en ella, fue muy realista al decir que nos preparáramos para verla fallecer. Aunque somos gente de fe y creemos firmemente en el Dios de los milagros, nos era necesario preguntarle al Señor si ya era Su tiempo para que ella se despidiera de esta tierra o si podíamos esperar un milagro. Llegó un momento en que el médico estaba sosteniendo la vida de esta persona tan especial para nosotros, por medios artificiales o químicos; realmente no era vida y solamente prolongaba su sufrimiento. Pude meditar en lo egoístas que a veces somos, al intentar retener a una persona amada, solamente por el gusto de estarla viendo con nosotros, sin importarnos la calidad de vida que ella esté teniendo. Por otro lado, sabemos que la única manera de asegurarnos que la persona tenga total reposo de sufrimientos y dolores es a través de la vida eterna que solamente se recibe a través de creer en Jesucristo como único y suficiente Salvador. Queridos lectores, Dios no ve la muerte como el hombre la ve; el hombre tampoco ve la Vida como Dios la ve.  Vida eterna es ausencia de dolor, de sufrimiento, de penas, de limitaciones, de pecado.  Vida eterna es felicidad completa, es alegría y gozo en la presencia del Señor. Llegó el momento en que me dije “Hay Una Esperanza para ella”; pero la esperanza no siempre es a la manera que uno humanamente quisiera.  Nos habíamos asegurado que ella reconociera que solamente en Jesús hay salvación, es decir que ella ya tenía asegurado su descanso. Finalmente, ella dejó de respirar.  No fue fácil tener su cuerpo sin vida, por un largo rato en la cama del hospital, mientras le proveían los servicios pertinentes; aunque por supuesto, ya sabíamos que ella no estaba allí, sino en la presencia del Señor. Todos los seres humanos deberíamos de prepararnos para la vida eterna, el primer paso es reconocer al único Dador de la vida.  Si realmente conociéramos a nuestro Dios, tal y como Él es, no tendríamos temor de enfrentar esta verdad ineludible. Te insto mi querido lector a que medites en la eternidad y decidas prepararte cada día para encontrarte con el Señor cara a cara, en el día y la hora que El determine.

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