TEMAS DE OPINIÓN

Procesos

Junio 27, 2011


Mis queridos lectores les saludo y les deseo lo mejor de sus días para hoy. He meditado que alguna gente que repite el dicho “El que quiere celeste que le cueste” tiene algo de razón, porque siempre lo bueno cuesta y hay un precio que pagar para obtenerlo. En tiempos antiguos, nuestras abuelas desgranaban el maíz, lo nisquesaban usando cal, luego lo llevaban al molino para quebrarlo; lo amasaban en la piedra agregando agua; cuando la masa tenía la textura correcta hacían la tortilla, colocándola sobre el comal que se sostenía sobre la hornilla de barro calentada por leña.  ¡Qué cosa más sabrosa era comerse una tortillita recién salida del comal! Pero había que pasar un largo proceso.  Hoy día solamente se compran las tortillas en el supermercado, se ponen unos segundos en el microondas y listo, pero jamás se compara el sabor, ni lo saludable, ni la sensación. Esto es así para todo; si queremos un refresco natural de piña, hay que pasar por el proceso de pelarla, cortarla, picarla y demás; mientras algunos solamente le agregan agua a un sobre, o más aún, sólo abren la lata, aunque tenga un alto contenido de preservantes que producen gastritis y otras consecuencias dañinas a la salud. Nunca sabe igual un banano madurado en la mata de forma natural y en el tiempo correcto, que uno que ha sido forzado a madurar usando químicos. Cuando esperamos obtener resultados como de café instantáneo o de una bolsita de té, nunca será el mismo sabor que si se tuesta y luego se muele el grano de café, se cuela en media y se pasa por todo el proceso. De igual forma todos los seres humanos necesitamos pasar por procesos en la vida, provocados por Dios, o si no, aprovechados por Él, a nuestro favor.  Debemos dejar madurar a las personas y que se asienten como el vino, para poder disfrutarlas.  Normalmente los jóvenes, aunque son impulsivos y enérgicos, no han adquirido todavía la sazón o el sabor de la sabiduría y la experiencia, lo cual viene con los procesos y el tiempo.  Pero no te preocupes, para ti Hay Una Esperanza.  Cuando abres tu corazón para reconocer y recibir a Jesús, comienza el buen proceso, el cual puede tardar mucho si se Le permite que vaya obrando lentamente pero con seguridad. Los procesos de Dios a veces no parecen agradables, pero podemos tener la certeza de que el fruto siempre es bueno, es deleitoso, para que otros se alimenten de él.  Vale la pena esperar pacientemente a que el Señor siga afinando la plata.

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