TEMAS DE OPINIÓN

Siendo Mejores

Julio 25, 2011


Mis queridos lectores, me gozo en saludarles y declarar mucha bendición sobre sus vidas. Deseo comentarles de una situación un poco triste de la cual me enteré a través de alguien muy cercano. Se trata de una joven mujer, recién casada, quien estaba esperando muy ilusionada su primer bebé.  Como suele suceder, cuando una es primípara no conoce muy bien los síntomas y muy frecuentemente se confunden ciertos dolorcitos con las contracciones de la labor de parto.  Es por ello, que esta joven señora se había presentado al hospital con algunas molestias, pero la doctora la enviaba de regreso a casa porque le decía que se trataba de una falsa alarma. Llegó finalmente la hora del parto y la joven se presentó al hospital con contracciones y en labor de parto, sin embargo al verla la doctora, ni siquiera la examinó, no la evaluó, sino que su expresión fue: “¡Ah, es usted otra vez!”.  Pasó mucho tiempo mientras la joven mujer seguía con fuertes dolores; cuando por fin la doctora decidió examinarla, lamentablemente ya su bebé había fallecido debido a sufrimiento fetal por negligencia médica. En otros países esto es causa de una demanda legal, sin embargo para las personas dolidas y afectadas, una demanda no repone la vida de un ser amado y tan deseado. Hace muchos años, las personas que estudiaban medicina lo hacían porque poseían una vocación especial, un amor por las personas a quienes trataban de ayudarles a vivir a toda costa.  Hoy día es posible que algunos se decidan por esa carrera sencillamente por “status social” o por intereses económicos. Esta columna la escribo dirigida a aquellos que estudian la carrera de medicina, orando por ellos para que en la medida que enfrentan la muerte y el dolor, no se vuelvan insensibles a la necesidad de sus pacientes.  También la dirijo a aquellas personas que de una u otra forma han sido afectadas por la mala práctica o la negligencia profesional médica, para que sean prontos para perdonar.  Yo también he estado de ese lado y sé lo que se siente. En resumen puedo decirles que para todos siempre Hay Una Esperanza, esperanza de ser mejores profesionales, esperanza de aprender a perdonar.  Esperanza de que nuestros seres queridos descansan en la presencia del Señor y que un día nos reuniremos con ellos.  Esperanza de que algunos que lean este artículo van a reaccionar y serán más cuidadosos, precavidos y sensibles.

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