TEMAS DE OPINIÓN

Disfrutando de Su Plenitud

Septiembre 5, 2011


Mis queridos lectores, les saludo con mucho cariño este día, celebrando que hemos comenzado un mes más de este año y que pronto vamos a estar esperando uno nuevo. Deseo comentarles de algo que es muy común en las mujeres, pero hoy me comentaba un amigo, que realmente él sufre a la par de ella, refiriéndose a su esposa.  Yo le pregunté a este amigo cómo se encontraba su esposa, a lo que él me respondió “Allí con los achaques de la menopausia, con calores que no la dejan dormir”. Yo le comentaba que normalmente aún los ginecólogos van preparando a la mujer en su condición psicológica y anímica para esperar que los malestares lleguen; por lo que veo mujeres relativamente jóvenes, que a cualquier desorden o incomodidad le llaman “síndrome menopáusico”. Un día llegó cierta información al respecto hasta mi persona, me comentaron que existe una tribu en el África, cuyos integrantes son cristianos, donde las mujeres no padecen de ningún síntoma relacionado con la menopausia en nuestro mundo occidental. Cuando supe de ello, pensé: Si esto es así, quiere decir que al llenarnos de Dios, al estar sumergidos en la vida del Espíritu Santo, la calidad de vida puede superar cualquier tipo de malestares que aquejan a muchas mujeres en este cambio hormonal o cambio de vida. Es un hecho que con el paso de los años, los niveles de estrógenos van disminuyendo; como también sabemos que esto trae algunos efectos secundarios.  Pero también he sabido que conforme creemos es hecho, creo firmemente que podemos someter todo síntoma a la declaración de la Palabra de Dios para que no padezcamos situaciones que nos perturben el sueño o nos alteren el humos o nos afecten en nuestras relaciones con los demás, sobre todo con nuestros familiares. Querida mujer que estás leyendo esta columna, si tú tienes más de cuarenta años, no te preocupes, para ti Hay Una Esperanza; caballero que lees este artículo, si tu esposa es quien se acerca a los cincuenta años, también para ti Hay Una Esperanza. Yo les invito hoy a creer que la vida de Dios en nosotros produce una calidad insuperable de vida y salud; que nuestros huesos se pueden rejuvenecer y nuestros tejidos se pueden regenerar.   Puedes creer hoy que en “Él” todo es hecho nuevo, todo es renovado" y podemos disfrutar de su plenitud, sin tener que padecer.

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