Mis queridos lectores, les envío a todos ustedes, un saludo muy patriótico en el mes de nuestra independencia.
He estado observando a los muchachos de nuestra Escuela y Colegio, practicando a marchar, a tocar los instrumentos de la banda marcial, por varias horas. Veo como ellos lo hacen con gusto y con vigor, pero no necesariamente con patriotismo.
Hace unos meses, en años anteriores, era permitido que los Colegios celebraran un acto cívico en vez de marchar, pero las cosas cambiaron y se volvió al tiempo de las marchas.
Meditaba en que la mejor demostración de amor a la patria sería creer y declarar que vivimos en el mejor país del mundo, que tenemos el país más bello y hermoso; que no hay playas como las nuestras, como Tela o Roatán; ni montañas tan majestuosas como El Merendón, como Mico Quemado o Pico Bonito.
Si pudiéramos inculcar a nuestros niños y a nuestros jóvenes amor por la tierra que los vio nacer; si ellos aprendieran a cuidar los bosques y las praderas; si fueran cuidadosos de no botar basura fuera de los basureros, si aprendieran a cuidar las fuentes de agua y a no contaminar el ambiente, la juventud sería respetuosa de su patria.
Nuestros sistemas educativos necesitan ser renovados; necesitamos buscar formas y métodos más efectivos para transmitirles a nuestros muchachos un genuino amor y respeto por la nación.
Es posible que en estos días tú hayas expresado comentarios como “En Honduras ya no se puede vivir”, o “Hay que buscar otro país a donde irse” o “Ya uno no puede uno ni salir tranquilo a la calle”.
Mi querido lector, yo te aseguro que para todos nosotros Hay Una Esperanza, que Dios va a hacer lo que un día determinó hacer; que Honduras será un país seguro, próspero y bendecido. En este mes de la Patria, por qué no nos ponemos de acuerdo para cambiar nuestra forma de hablar respecto a nuestra querida nación? Puedes comenzar a declarar conmigo que la paz de Dios está sobre nuestro querido terruño; que Honduras es una tierra bendita y de cielos abiertos.
Demos gracias a Dios porque en 1821 obtuvimos la independencia de España, pero demos gracias a Dios porque muy pronto tendemos libertad total de toda corrupción, de toda violencia y del derramamiento de sangre.