Pasamos por esta vida, muchas veces sin pasar; transcurren los días, los meses y los años y pareciera que nada se ha logrado, nos sentimos insatisfechos y a veces frustrados. Meditando en la causa de ello, nos encontramos frecuentemente con que hemos estado tratando de agradar a los demás, pero estando insatisfechos con nosotros mismos.
Cada persona natural, que es guiada por sus pensamientos o sentimientos, tendrá una apreciación diferente de las situaciones y cada quien lo verá de su propio ángulo o punto de vista. Si nosotros escuchamos la opinión de cada uno e intentamos complacerlos a todos; nuestra energía, nuestro tiempo se diluirán en direcciones encontradas, que a la larga no traerá complacencia ni a los que opinan, ni a nosotros mismos.
Esto ocurre cuando no estamos definidos en cuanto a lo que deseamos hacer o a quien queremos agradar. Hay un concepto básico que necesitamos saber y es que hemos sido creados sobre la faz de la tierra para servir y agradar a Dios por sobre todas las cosas, aún a través de nuestros trabajos cotidianos. Antes que complacer al mundo, a la familia, a los amigos, está la prioridad de hacer todo como para el Señor, con la convicción de que a El le agrada nuestra actitud, nuestro proceder, nuestro caminar, nuestras decisiones.
Si nuestro Creador y Padre celestial está agradado, ¿Qué importancia puede tener que los demás no lo estén? A la larga, ¿A quién le debemos la vida eterna? Ni a los amigos, ni a los parientes, sino a Cristo.
Por supuesto, esto parecerá difícil para los que no han dicho a Cristo que venga a tomar control de sus vidas, a morar a su espíritu. Sin embargo, el Espíritu Santo está siempre dando convicción externamente, alrededor de nosotros. Aún sin Cristo en el corazón, cuando hemos querido hacer algo que no agrada a Dios, hay una tenue voz, a la que muchos llaman "conciencia", que nos redarguye en cuanto a lo bueno y lo malo, delante de Dios.
Quizás usted está cansado de haber vivido hasta ahora tratando de ser lo que los demás han querido que usted sea, y usted considera que ya es tiempo de ser lo que Dios quiere que usted sea. Si esta es su situación, créame que en Jesús puede encontrar solución.