Mis queridos amigos, lectores de esta su columna semanal, quiero decirles que es de mucho gozo para mi saludarles y bendecirles otra vez.
Quiero contarles una experiencia gratificante que tuve en estos días. Llegó a visitarme una hija espiritual, la abogada Fabiola Rosa, a quien conozco hace casi veinte años. Ella actualmente tiene un programa en la televisión nacional, llamado Consulta Legal, el cual es transmitido en vivo desde la ciudad capital, Tegucigalpa.
La abogada me dijo, como primicias de mi programa para el año 2012, quisiera tenerla a usted como invitada especial en mi programa; a mí me agradó mucho la idea, de manera que nos pusimos de acuerdo en unos cuantos minutos y procedimos hacia el estudio de grabación que tenemos. El tema sería los libros que yo he escrito y el lanzamiento del nuevo libro.
El programa fue editado inmediatamente, se le entregó a la abogada y esa misma noche del viernes, estaba siendo transmitido por TNH. Ustedes no tienen idea de cuantos comentarios recibí de diferentes personas y de varias partes del país, que habían visto el programa y habían sido muy edificados con el mismo. Fue tal la aceptación, que lo repitieron el sábado por la mañana y luego el lunes por la noche.
Varias de las personas que vieron el programa, fueron rápidamente hasta su computadora para ingresar a la página web nuestra y leer así los libros que está en ella. Fueron preciosos los testimonios de personas que recibieron respuestas para su vida a través de los libros. Algunas personas comentaron que no podían dejar de llorar mientras leían, pero por gratitud hacia Dios.
Muchas veces uno se organiza durante mucho tiempo para hacer algo, pero al final el resultado no es muy gratificante; sin embargo, en otras ocasiones, uno hace algo siguiendo la dirección del corazón, pareciera que está improvisando, pero realmente está obedeciendo la dirección de Dios, Quien pone en nosotros Sus deseos y Su voluntad. Interesantemente, cuando algo de lo que hacemos obedece al deseo de Dios, es como si ya todo hubiera estado bajo control, delineado con fineza y exactitud; nosotros solamente debemos seguir el trazo.
Quiero decirte mi amigo que para ti también Hay Una Esperanza, el secreto está en mantenerte conectado al corazón del Padre, percibir lo que a Él le agrada y tratar de hacerlo con esa intención: provocar contentamiento al corazón de Dios.
